lunes, diciembre 18, 2006

Lobo estepario. Parte 3




Y finalmente aparece Armanda en mi historia. La encuentro en una noche de desesperación, cuando sólo la navaja de afeitar me esperaba en casa. Esa mujer que con paciencia ha ido recogiendo los rastros de mi pasado y me ha enfrentado al espejo. Esa mujer que me ha prometido una vida más simple, liberada de sufrimientos. Esa misma que me sentenció esa noche a enamorarme de nuevo en un baile de disfraces que está a punto de acontecer (¿concidencialmente?) en la única ciudad que me ha visto amar. Tras alguna de todas esas máscaras he de descubrirla. "Creo que me pido ser la Armanda de tu libro, me pido Cartagena como el baile de disfraces..." me dijo hace poco.

Y mientras tanto, este impaciente lobo estepario espera con el entumecido corazón entre las manos a que esa mujer cumpla su cometido. De no ser así, no quedará más que el hombre y el lobo frente al espejo, ese mismo en el que nunca más podrá volver a verse reflejado por hallarse de nuevo en absoluta oscuridad.

“Y ella era para conmigo precisamente como en este momento me convenía que fuera. ¡Oh, y así ha sido siempre conmigo desde aquella hora! Me trataba con tanto cuidado como yo necesitaba, y tan burlonamente como necesitaba también”

“Era muy bueno obedecer a alguien, estar sentado junto a alguien que lo interrogara a uno, le mandara y le riñera.”

“Al hacer ademán de levantarse, se deprimió profundamente mi ánimo, tuve miedo de que se fuera y me dejara solo, y entonces volvería todo a ser como antes había sido.”

“De pronto un ser humano, una persona viva que rompe la turbia campana de cristal de mi aislamiento y me alarga la mano, una mano cálida, buena y hermosa. De repente, otra vez cosas que me importaban algo, en las que podía pensar con alegría, con preocupación, con interés. Pronto una puerta abierta, por la cual la vida entraba hacia mí. Acaso pudiera vivir de nuevo (…). Mi alma, adormecida de frío y casi yerta, volvía a respirar, aleteaba soñolienta con débiles alas minúsculas.”

“Sólo pensaba en ella, lo esperaba todo de ella, me hallaba dispuesto a sacrificarle todo y ponérselo todo a los pies, sin estar enamorado de ella en lo más mínimo.”

“(…) reconocía que la insoportable tensión entre no poder vivir y no poder morir era lo que le daba importancia a la desconocida (…). Ella era la pequeña ventanita, el minúsculo agujero luminoso en mi sombría cueva de angustia. Era la redención, el camino de la liberación. Ella tenía que enseñarme a vivir o enseñarme a morir; ella, con su mano segura y bonita, tenía que tocar mi corazón entumecido, para que al contacto de la vida floreciera o se deshiciese en cenizas. De dónde ella sacaba estas fuerzas, de dónde le venía la magia, por qué razones misteriosas había adquirido para mí esta profunda significación (…)”

“Pero lo que más me hacía falta, por lo que suspiraba tan desesperadamente, no era saber y comprender, sino vida, decisión, sacudimiento e impulso.”

“Fuese quien quisiera esta muchachita inteligente y misteriosa, fuera cualquiera el modo de haber llegado a esta relación conmigo, me era igual; ella estaba allí, el milagro se había realizado de que yo hubiera encontrado una persona y un interés en la vida. Importante era sólo que esto continuara, que yo me entregase a esta atracción, siguiera a esta estrella.”

“(…) tú eres tan completa y absolutamente diferente a mí…Eres mi polo opuesto; tienes todo lo que a mí me falta.”

“(…) estos ojos parecían haber sufrido ya todo el dolor imaginable y haber hecho amén a todo.”

“-Yo te gusto – continuó ella -, por el motivo que ya te he dicho: he roto tu soledad, te he recogido precisamente ante la puerta del infierno y te he despertado de nuevo. Pero quiero de ti más, mucho más. Quiero hacer que te enamores de mí. (…) Tú me necesitas actualmente, de momento, porque estás desesperado y te hace falta un impulso que te eche al agua y te vuelva a reanimar.”

“(…) y, sin embargo, a todo esto no podía yo responder con plena libertad y alegría, no podía olvidarme y entregarme por completo.”

“Yo he de hacer desde luego todavía que te enamores de mí, pero no hay prisa. Primero, somos camaradas, somos personas que esperan llegar a ser amigos, porque nos hemos conocido mutuamente. Ahora queremos los dos aprender el uno del otro y jugar uno con otro.”

“¡Qué persona tan extraordinaria eres, muchacha! En todo me comprendes y te me adelantas.”

“Pero sufrir por la vida, oh, sí; en eso tengo experiencia.”

“Ya tengo de ti la sospecha de que tomas el amor terriblemente en serio. Puedes hacerlo, puedes amar a tu manera ideal cuanto quieras, eso es cosa tuya.”

“Amar ideal y trágicamente, oh amigo, eso lo sabes con seguridad de un modo magnífico, no lo dudo, todo mi respeto ante ello. Pero ahora has de aprender a amar también un poco a lo vulgar y a lo humano”

“Para este mundo sencillo de hoy, cómodo y satisfecho con tan poco, eres tú demasiado exigente y hambriento; el mundo te rechaza, tienes para él una dimensión de más.”

“Una vida fácil, un fácil amor, una muerte fácil, no eran cosas para mí.”
Mi querida Armanda: gracias por hacer parte de mi propio teatro mágico. Lo único que te pido es que no sigas al pie de la letra la historia, pues no quiero verte morir a manos de este puñal que guardo en el bolsillo de mi pantalón. Deseo salir de este teatro de tu mano para enfrentarnos juntas a esa realidad que nos esperas impaciente

viernes, diciembre 08, 2006

Lobo estepario parte 2


Continúo pasando las páginas y encuentro en mí al lobo-hombre, me regocijo en la multiplicidad del yo y lloro mi desventura y vano deseo de unidad. Soy una mera ficción, una simple ansia de ser más que un devenir.


“(…) yo no soporto con facilidad precisamente esta semisatisfacción, que al poco tiempo me resulta intolerablemente odiosa y repugnante, y tengo que refugiarme desesperado en otras temperaturas, a ser posible por la senda de los placeres y también por necesidad por el camino de los dolores (…) y más me gusta sentir dentro de mí arder un dolor verdadero y endemoniado que esta confortable temperatura de estufa.”

““Tengo gran curiosidad por ver cuánto es realmente capaz de aguantar un hombre. En cuanto alcance al límite de lo soportable, no habrá más que abrir la puerta y ya estaré afuera.”

“Todos saben muy bien, en alguno de los rincones de su alma, que el suicidio es, en efecto, una salida, pero muy vergonzante e ilegal, que en el fondo es más noble y más bello dejarse vencer y sucumbir por la vida misma que por la propia mano.”

“Presiente su situación dentro del edificio del mundo, presiente y conoce a los inmortales, presiente y teme la posibilidad de un encuentro consigo mismo, sabe de la existencia de aquel espejo, en el cual siente tan terrible necesidad de mirarse y en el cual teme con mortal angustia verse reflejado.”

“En la poesía que hasta ahora se conoce, los especialistas, los competentes, prefieren el drama, y con razón, pues ofrece (u ofrecería) la posibilidad máxima de representar al yo como una multiplicidad (…)”

“Quien quiera llegar a conocer esto ha de decidirse a considerar a las figuras de una poesía así no como seres singulares, sino como partes o lados o aspectos diferentes de una unidad superior (sea el alma del poeta).”

“(…) el pecho, el cuerpo no es nunca más que uno; pero las almas que viven dentro no son dos, ni cinco, sino innumerables (…)”

“El hombre simpático, pero sentimental, que canta la canción del niño dichoso, quisiera volver también a la naturaleza, a la inocencia, a los principios, y ha olvidado por completo que los niños no son felices en absoluto, que son capaces de muchos conflictos, de muchas desarmonías, de todos los sufrimientos.”

jueves, diciembre 07, 2006

Y vuelve...


Vuelve a atormentarme,
Hoy me acecha aprovechando mi inferioridad,
Estoy completamente indefensa…

Su recuerdo me ha encontrado en absoluta soledad,
Esta vez presente en letras,
Materializado en un libro escrito por un ser que, aún ignorando su existencia, aparenta haber pasado más tiempo a su lado que yo.

Y llora mi pena cuando la razón enmudece,
Y grita en silencio mi alma cuando me abandona la cordura…

No queda más que esto,
No quedo más que yo y mi vivo dolor.

LOBO ESTEPARIO

Avanzo a pasos lentos y, aún sin haberlo leído antes, releo a Haller, ese personaje que alguna vez me dejó ser parte de su aislamiento, y objeto de sus desesperados deseos de amar... Era, en definitiva, un lobo estepario...

"(...) era un genio del sufrimiento (...) se había forjado dentro de sí una capacidad de sufrimiento ilimitada, genial, terrible. (...) la base de su pesimismo no era desprecio del mundo, sino desprecio de sí propio, pues si bien hablaba sin miramentos y con un sentido demoledor de instituciones y de personas, nunca se excluía a sí, siempre era él mismo el primero contra quien dirigía sus flechas, era él mismo el primero a quien odiaba y negaba..."

"Por lo que se refería a los demás, a cuantos lo rodeaban, no dejaba de hacer constantemente los intentos más heroicos y serios para quererlos, para hacerles justicia, para no causarles daño, pues el "ama a tu prójimo" lo tenía tan hondamente inculcado como el odio a sí mismo. Y de este modo, fue toda su vida una prueba de que sin amor de la propia persona es también imposible el amor al prójimo, de que el odio de uno mismo es exactamente igual, y en fin de cuentas produce el mismo aislamiento y la misma desesperación, que el egoísmo más rabioso"

"(...) "La mayor parte de los hombres no quieren nadar antes de saber". No es esto espiritual? ¡No quieren nadar, naturalmente! Han nacido para la tierra, no para el agua. Y, naturalmente, no quieren pensar; como que han sido creados para la vida, ¡no para pensar! Claro, y el que piensa, el que hace del pensar lo principal, ese podrá acaso llegar muy lejos en esto; pero ese precisamente ha confundido la tierra con el agua, y un día u otro se ahogará."

"Pero cada vez hube de ver que desde su espacio vacío, desde su modo de ser extraño y su lobuznez esteparia, le admiraba nuestro pequeño mundo (...) y lo amaba, como a lo firme y seguro, como a lo lejano e inasequible, como al hogar y a la paz, hacia lo cuales no había camino alguno para él."

"(...) como si se afanara indecible y desesperadamente por penetrar, por una rendija cualquiera, en este pequeño mundo pacífico y aclimatarse a él, aunque no fuera más que por una hora."

"Iban del brazo, y él parecía feliz; volvió a admirarme cuánta gracia y hasta ingenuidad podía tener en ocasiones su rostro solitario y preocupado, y comprendí a aquella mujer (...)"

"(...) el lobo estepario llevaba la vida de un suicida. Y, sin embargo, no creo que se quitara la vida en aquella ocasión en que inopinadamente y sin despedirse, pero después de abandonar todo lo que tenía pendiente, abandonó un buen día nuestra ciudad (...) No se dejó otra cosa más que un manuscrito (...), y que con pocos renglones me dedicó a mí, con la observación de que podía hacer de él lo que se me antojara."

"No, estoy persuadido de que no se ha quitado la vida. Vive todavía; por cualquier parte va subiendo y bajando, sobre sus piernas cansadas, las escaleras de casas extrañas (...); desde sus ventanas oye vivir al mundo y a los hombres y se sabe excluido, pero no se mata, pues un resto de fe le dice que tiene que apurar hasta el fin dentro de su corazón este sufrimiento, este tremendo sufrimiento, que es de lo que, a la postre, habrá de morir. Yo pienso con frecuencia en él; no me ha hecho la vida más fácil, no tuvo el don de apoyar y fomentar en mí lo fuerte y alegre, ¡oh, al contrario! Pero yo no soy él, y yo no llevo su clase de vida, sino la mía (...). Y de este modo, podemos pensar en él con calma y amistad (...)"

"(...) la enfermedad psíquica de Haller es - hoy lo sé - no la quimera de un sólo individuo, sino la enfermedad del siglo mismo (...), enfermedad de la cual no son atacadas sólo las personas débiles e inferiores, sino precisamente las más fuertes, las espirituales, las de más talento."

"Significan literalmente un paseo por el infierno, un paseo, ora lleno de angustia, ora animoso, a través del caos de un mundo psíquico en tinieblas, emprendido con la voluntad de atravesar el infierno, mirar frente a frente el caos, soportar el mal hasta el fin."

"(...) pertenece a aquellos que se han enzarzado entre dos épocas, que se han salido de toda seguridad e inocencia, a aquellos cuyo sino es vivir todos los enigmas de la vida humana subliminados como infierno y tormento en su propia persona."




“Pero lo que no había aprendido era a una cosa: a estar satisfecho de sí mismo y de su vida.”

“(…) como todo hombre cree que los sufrimientos que le han tocado en suerte son los mayores del mundo (…). Y hasta la vida más desgraciada tiene también sus horas luminosas y sus pequeñas flores de ventura entre la arena y el peñascal.”

“Por lo general era muy desgraciado, eso no puede negarse, y también podía hacer desgraciados a otros, especialmente si los amaba y ellos a él.”

“Pero en medio de su libertad lograda se dio bien pronto cuenta (…) de que esa su independencia era una muerte, que estaba solo, que el mundo lo abandonaba de un modo siniestro, que los hombres no le importaban nada; es más, que él mismo a sí tampoco, que lentamente iba ahogándose en una atmósfera cada vez más tenue de falta de trato y de aislamiento.”

miércoles, noviembre 22, 2006

El peso del fracaso


Temido sufrimiento venidero,
Derrota que por amar creo será futura.

Tocas a mi puerta y lloras,
la impotencia se aferra a tu debilidad.
Te oigo en silencio,
Mi lamento por un pasado se niega abandonarme,
Mis lágrimas retenidas inundan la seca herida.

Una voz me grita que no pierda tiempo,
Es el momento de ver mis sueños en tus ojos,
De invertir mi historia,
De revertir los daños.

La oscuridad me susurra que estoy en casa,
“lo viste por ti misma”,
del otro lado sólo hay intrusos.

Abrir o no abrir,
Tu mano en el concreto,
El temblor te corroe,
Tu llanto reconstruye tu armadura.

Abrir o no abrir,
Han dejado de atravesar tus palabras,
El concreto continúa haciéndose más fuerte,
Tus consejos inaudibles.
El rincón más oscuro me ha sobrecogido,
El frío se va volviendo una costumbre.

Abrir o no abrir,
¿qué estás esperando?
¡ENTRA!
Usa tu armadura para detener el concreto,
dale fin a la barrera.
En un abrazo déjame oler el sentimiento,
Recordar que el calor puede ser mi dueño
Y por último,
Sé mi voz y mi oscuridad.

lunes, noviembre 20, 2006

El juego

Amar es perder anticipadamente,
Es jugar con el azar,
Es ilusionarse en blanco,
Es cojear en negro,

Caballo a alfil,
Uno menos en batalla,
Un arma menos para jugar.

Blanco, blanco…
Créete victorioso,
Estás en la cima.

Negro, ja
Siente el placer de saberte menospreciado,
Arde el orgullo del competidor.

Ríe negro, ríe,
Cómo lo ignora tu adversario,
En este juego de fuerzas,
En esta lucha de incredulidades,
Los esfuerzos son vanales,
El orgullo es ridiculizado.

¿Volver a jugar?
Déjalo, esto es un vicio,
Un ansia cíclica de vencer,
Apostar por un porcentaje mínimo de victoria que se reduce en el intento.

Ambos serán derrotados,
Y la única victoria será de aquél que nunca puso las fichas en el tablero.

lunes, noviembre 13, 2006

Mía

La muerte parece tan dulce,
Tan agria cuando la pruebo en ti.
Tu cuerpo aferrado implorando su liberación,
Mi cuerpo inerte clamando esclavitud.
Huye el último suspiro,
Te conviertes en mi aliento de vida.
En la nada sólo dos,
En el todo el sordo mundo.
Tu respiración silencia el deseo,
Mis dedos rehúsan detenerse.
Tu piel cede con el contacto,
Mis besos encuentran tu boca.
La pasión te obliga a entregarte,
El peso de mi cuerpo no te deja opción.
El punto exacto,
el grito de rendición.

Me susurraste,
Enviciadamente esclava.
Te escuché,
Te cedí la libertad.

La muerte… un vicio dulce y agrio,
Cuestión de ese par de segundos en los que fuiste mía…















Lo único constante en la vida son los cambios...

domingo, noviembre 12, 2006

He dejado la escritura para hacerla una experiencia personal…me he perdido de las palabras para encontrarme en tu cuerpo… he escapado de las líneas, de izquierda a derecha, de arriba abajo, de página en página…¡que maldita monotonía! He olvidado mi pasión para apasionarme…

Lápiz, papel… nunca me había invadido de tal manera la enajenación, jamás me había sentido tan parte de nada, tan cerca de mí, tan lejos de todo…

¡Que putas!…si no lo han podido decir los grandes, el intento es sólo un fracaso anticipado… al final lo que trato decir es que estoy enamorada

martes, octubre 10, 2006

Mientras tú me buscabas en otros rostros, yo me dediqué a olvidar el tuyo

Me dio la espalda y se alejó con pasos lentos pero decididos. Parada allí vi como mis sueños se aventuraban en un espectacular salto al oscuro abismo de las frustraciones, y de repente, con las lágrimas pasmadas, me parecieron entonces tan ineptos aquellos que osan afirmar que el amor entre dos mujeres no existe. Sin embargo, Carolina había comprendido finalmente que el amor no es suficiente para mantener a dos personas unidas. Yo…empezaba a entenderlo.

Al verla desaparecer cuando daba vuelta en la esquina el estado de letargo me abandonó, fui consciente de lo que acababa de suceder y el miedo se apoderó del poco espacio que le dejaba el dolor. Sería estúpido negar que existe en el ser humano una tendencia a temer a la soledad, sin embargo, y sólo hasta ese momento lo comprendí, ese temor aumenta después de que se ha permanecido tanto tiempo junto a alguien, para ser más exactos, 1 año y 8 meses en este caso. Pero a este temor se le sumaba uno mucho mayor por el simple hecho de ser gay (aunque la palabra más adecuada sería lesbiana, pero por alguna extraña razón me parece discriminatoria): quizá nunca más volvería a encontrar a alguien que valiera la pena en un mundo en donde la promiscuidad es lo usual y el matrimonio, un sueño sin futuro.

Volví a mi casa tan pronto como pude y me abracé al dolor, porque el ser humano dice amar la felicidad cuando en realidad busca al dolor como amante. Amanecí con los ojos hinchados y un dolor de cabeza que sólo me recordaba lo sola que me sentía. Aún así, fui a la Universidad. En clase de siete de la mañana si acaso supe qué tema se trató, mientras el profesor hablaba, mi mano copiaba casi mecánicamente. Mi mente no estaba allí…estaba con ella, estaba en el recuerdo, en lo que fuimos. Recordé ese día en la playa frente a su casa…yo había recorrido 24 horas en flota para llegar hasta Cartagena sólo por verla, con 200.000 pesos en el bolsillo, pero llena de ilusiones; y, finalmente, la tenía frente a mí… la noche como testigo y el mar como cómplice para presenciar el beso perfecto. Cuatro meses tuve que soportar para volver a verla, cuatro meses que viví de sueño en sueño, de ilusión en ilusión. En enero llegó, ¡cómo la recuerdo!… era sin duda alguna hermosa. No obstante, desde que llegó se encargó de matar lentamente cada ilusión que el tiempo había forjado… ¡cómo duele ver morir los sueños! ¡cómo duele vivir a medias! Pero qué importaba ya, por encima de todo la recordaba hermosa, igual que en mis primeras ilusiones…como si mi yo interior protestara contra la realidad.

- Tatiana ¿en qué se diferencia el copyright del sistema que se usa en este país? - la mirada del profesor se dirigía burlonamente hacia mí, como si hubiese descubierto a alguien haciendo alguna tontería.
- Ehhh… no sé profe – atiné a decir en medio de mi desconcierto.
- Deje de pensar en bobadas y ponga atención a clase. La próxima vez se sale – dijo el profesor victorioso, y retomó el tema.

El almuerzo no fue mejor… era la hora en que ella me llamaba, estaba en hueco ¿qué estaría haciendo? Sentada sola en la cafetería con el celular en la mano me sentí de repente tan débil. “Antes de conocerla no la necesitabas ¿por qué habrás de necesitarla ahora?” me dije a mí misma, pero es increíble cómo uno puede enajenarse tanto de uno mismo hasta llegar casi a ser de la otra persona. Cuando las fuerzas me abandonaron y estaba presionando el botón para llamar, Valentina me arrebató el celular de las manos.

- ¡Ni se le ocurra hacer eso! – me dijo mientras se sentaba en la silla frente a mí.

La miré a los ojos con los ojos aguados y en mi más recóndito interior le agradecía infinitamente que me hubiera detenido.

- No seas boba Tatis, esa vieja te hizo mucho daño, ya no más – dijo casi a manera de reclamo.
- Es que me hace mucha falta Valen – fue lo que dije al borde del llanto.
- ¿La amas todavía? – preguntó clavándome su mirada. Me asustaba un poco cada vez que me miraba de ese modo.
- Sí, eso creo – respondí bajando la cabeza.
- ¿Cómo puedes seguir amando a una persona así? Te alejó de nosotros, de tus amigos, de tu familia y aún estando con ella no hacías más que pelear y llorar. Sólo mírate, has adelgazado mucho por esa enfermedad que te causó el estrés.
- Yo lo sé… es sólo que ella es mi vida.
- Ay Tatiana, deje la maricada, la vida es suya y de nadie más. Además, lo único constante en la vida son los cambios, este es uno más y se va a adaptar… dele tiempo.

Tiempo… tiempo… qué tortuoso se volvía de repente el pasar de las horas. Dicen que sólo el tiempo cura las heridas… yo lo único que curaba era el odio que alguna vez le tuve, pero el amor parecía ir en aumento. Me había entregado a recordar, curiosamente, sólo aquellos buenos momentos, como si los malos nunca me hubieren pertenecido, y es que lo interesante de recordar es el hecho de que siempre se llega a un punto en que ya no se logra diferenciar entre lo que en realidad ocurrió y lo que la misma imaginación se encargó de añadir o transformar

Los días que siguieron parecían no cooperar mucho con la causa. No volví a saber de Carolina, fue como si su vida se hubiera esfumado al darme la espalda, pero se hubiera olvidado de llevarse consigo esa historia que tanto me apuñalaba. Era tanto así que no me atrevía a ir a ciertos lugares en donde compartí con ella, desistí de escribir porque mis pensamientos se negaban a dejar de evocarla, guardé todas sus fotos y cartas en un cajón para no caer en la tentación de verlas, y opté finalmente por no volver a prender el radio porque todas las canciones me recordaban su momento en mi vida, como si el maldito aparato conociera perfectamente mi desesperada situación.

Empecé a extrañar cosas que a su lado no me parecían relevantes: esos chistes que sólo tenían significado para nosotras, las “buenas noches” y los “buenos días” que me decía al levantarme y al acostarme en mi cama… era el simple hecho de saber que alguien estaba siempre al tanto de lo que me sucedía lo que me hacía sentirme segura y tranquila. De repente ya no sólo no tenía a quién llamar para contarle lo que me ocurría día a día, sino que me encontré con algo totalmente inesperado: todo el tiempo lo tenía para mí y, lo peor de todo, no sabía en qué emplearlo, por lo que, obviamente, me quedaba más tiempo para notar su ausencia. La llegada de los fines de semana era una especie de vuelta a mi realidad, pues al menos entre semana estaba ocupada en la universidad. Sin embargo, a pesar del terror que me daba la soledad, no me daban ganas de salir, prefería quedarme en mi casa pensando en ella, unas veces imaginándola a mi lado, otras veces reflexionando acerca de lo que hicimos mal y en cómo podría remediarlo, incluso había veces en que planeaba paso a paso la forma de reconquistarla. Pero el peor de los sentimientos era cuando me invadía la culpa porque, a diferencia de los demás seres humanos que por facilidad culpan a otros, yo no podía culparla a ella… la amaba. Un día incluso me senté en un banco en medio de la calle a ver pasar a la gente y me hice una pregunta que ahora me parece absurda: ¿cómo podían vivir todas esas personas ignorando su existencia?

Más de una vez me invadieron las ganas de llamarla, unas veces con la intención de llevar a cabo mis planes de reconquista y otras sólo porque quería saber si estaba bien. Sin embargo, luego de previas y largas reflexiones con el teléfono en la mano desistía de mi misión justificando mi cobardía diciéndome a mí misma “no seas egoísta, ella también debe estar mal, si la llamas sólo le harás más daño”. MENTIRA, en el amor siempre hay que tener algo de egoísmo, si lo entregas todo sin pensar en ti ¿quién lo va a hacer? Hay que trazar una gruesa línea entre el amor y la dependencia.

Dos meses después acepté casi a la fuerza una invitación de mis amigos para ir un viernes a una discoteca gay. Era la primera vez que salía sin novia. Llegamos allá a las 11:00 p.m., a las 12:00 a.m. empezó la rumba en todo su furor y a las 12:30 a.m. ya quería huir de ese lugar. No se puede negar que la rumba gay es mejor que cualquier otra por el ambiente que se vive, la gente se ve más feliz (teniendo en cuenta que “gay” significa “feliz”), como si todos abandonaran su farsa cotidiana y vivieran la euforia de sentirse ellos mismos aunque sólo fuera por una noche. Pero las personas parecían no beber alcohol sino el elixir de la locura… unos se besaban con otros, otras con mujeres que acababan de conocer, algunos decidían dejar la rumba para irse a quien sabe que lugar en donde pudieran dejarse llevar por aquello que invade al ser humano cuando éste se olvida de la razón y los sentimientos: el instinto. Es cierto que no era la primera vez que presenciaba ese espectáculo, antes había ido varias veces con Carolina, pero es que cuando uno está enamorado, poco o nada importa lo que sucede alrededor… yo salía a rumbear con ella y con nadie más, la rumba era buena ¿qué más podía importar? No obstante, esa vez estaba sola y todo lo que sucedía a mi alrededor me incumbía de una u otra forma…esa era la vida de una niña gay, eso era lo que me esperaba, o más bien, lo que se había cansado de esperarme.

Mientras bailaba con mis amigos haciendo una especie de círculo se me acercó una niña bajita, de pelo castaño oscuro hasta los hombros y unos ojos cafés de mirada extraña. Me saludó como si me conociera de toda la vida y comenzó a preguntarme todo lo que se pregunta cuando se quiere conocer a otra persona: nombre, edad, qué hacía en mi vida… como si eso fuera suficiente para saber quién es uno. De ser así cada persona debería cargar con una especie de escarapela que indique todos esos datos para poder pasar a temas de mayor relevancia y ahorrarse tiempo innecesario. No estoy segura de cuánto tiempo pasó o qué acontecimientos llevaron a que Diana, como había dicho llamarse, alcanzara a atinar su boca abierta en la mía. Yo, sorprendida, sellé mis labios, por lo que su lengua húmeda apenas pudo pasarse por encima de ellos sin lograr su verdadero objetivo. Tan pronto como mis brazos atendieron la orden de apretarla por los hombros y alejarla, le dije “No”, me aparté y fui a sentarme en un sillón azul a un lado de la pista de baile. Confundida y aturdida (estoy segura que no era la única) no podía comprender qué era eso que me hacía sentir atracción por las mujeres y no por los hombres. Es cierto que siempre había visto a los hombres como seres instintivos cuyo único objetivo era tener sexo, por lo que su naturaleza era ser “perros”, como comúnmente se dice, hecho que me hacía desconfiar de ellos enormemente. Pero entonces me di cuenta que las mujeres no diferían mucho de ellos. Eso sólo podía significar una cosa: el ser gay no depende de los pros o contras que tengan los hombres o las mujeres, simplemente se es o no se es.

- ¡Nos vamos ya de aquí! – dije mientras tiraba del brazo a uno de mis amigos que continuaba bailando en la pista.

No había terminado de dar dos pasos con mi confundido amigo tras de mí, cuando vi a Carolina sentada en un sofá ubicado en un rincón del lugar. No fue el encontrármela lo que me sorprendió ya que debido a la escasez de lugares gays (que se reduce al contar los sitios decentes) en una ciudad como Bogotá, uno siempre termina dando con las mismas personas… lo que me sorprendió verdaderamente fue el descubrir que no estaba sola. Por lo que pude adivinar, Carolina no había notado mi presencia, el sitio era bastante grande y, además, estaba demasiado ocupada besándose con una niña. Mi amigo, al ver que yo paré inesperadamente en seco y, al percatarse de mi estado de estupefacción, miró hacia donde mis ojos se dirigían; al comprender lo que sucedía me cogió por los hombros y me arrastró fuera del lugar a tirones.

- ¿Estás bien? – me preguntó Ricardo. Esa es una de esas preguntas que sobran cuando se le dirige a una persona que no puede parar de llorar.
- ¿Te parece que estoy bien? – respondí llena de rabia - ¡Ya la habías visto y no me dijiste¡ ¿cierto?
- Sí – dijo evitando mirarme a los ojos, como sintiéndose culpable – pero no quería decirte porque sabía que te ibas a poner mal.
- ¿Desde hace cuanto sabes que está con otra niña? – le pregunté haciendo un esfuerzo sobrehumano por hacerme entender en medio del llanto.

Ricardo permaneció callado unos segundos que me parecieron eternos, como si mi mundo pendiera de ese momento. Al ver que no tenía otra salida más que responder, dijo:

- Tatis, no está con una niña, ha estado con muchas desde que terminaron. Las veces que me la he encontrado la he visto dándose besos con niñas diferentes.

Y, efectivamente, mi mundo se vino abajo. La persona que tanto amaba ya no me pertenecía, ya no era mía y, lo peor, no era de otra…era de muchas. Carolina se había dejado llevar por el mundo gay, había entrado a formar parte de esa interminable cadena de conexiones en donde basta con 5 o menos enlaces para conectar a dos niñas gays sin que necesariamente hayan tenido algo, formando así un enorme grupo en donde la saliva de una persona puede recorrer caminos realmente largos e inesperados. Este fenómeno se debe básicamente a que el mundo gay es muy reducido y, si se saca a los hombres, se reduce a menos de la mitad. Así, todas tienen relaciones sentimentales con todas, aunque sea de forma indirecta: tal se cuadro con esa, esa era la ex de otra y esa otra que odia a tal se cuadró con la mejor amiga de tal, quien a su vez era su ex.

- Olvídala Tatis, tú te mereces algo mejor – me dijo Ricardo abrazándome.

Entonces la mente se me aclaró. Ricardo tenía razón, tenía que olvidarla, comprender que nuestro tiempo ya había pasado porque esos 2 meses de soñarla e idealizarla sólo me habían traído sufrimiento…uno que no pensaba sobrellevar por más tiempo. Ya había tenido suficiente.

En los próximos días enfrenté mi realidad a la cara. Volví a los lugares en donde estuve con ella y la lloré, oí nuestras canciones y la lloré, leí sus cartas y la lloré, cogí su foto y la lloré. Lloré los días y las noches, lloré su ausencia, lloré el olvido y el olvido se olvidó de ella. Cinco meses se tardó el dolor en dejarme, cinco meses en los que mis lágrimas se evaporaron, cinco meses en los que ella siguió pasando de boca en boca (porque en el mundo gay todo se sabe).

Al sexto mes recibí una llamada mientras estudiaba.

- ¿Alo?
- Hola – dijo Carolina, no había duda, era su voz – no digas nada, necesito que vengas a mi casa ya, es urgente.

Sonaba alterada y hablaba con la voz entrecortada. Lo admito, tuve miedo de volver a verla pero, por otra parte, era el último paso que me faltaba para cerrar el ciclo con ella. Debía verla a los ojos y dejarme llevar por los sentimientos, quienes, a fin de cuentas, tienen la última palabra. Acepté ir a su casa.

Al llegar frente a la portería del edificio la llamé al celular y en 5 minutos ya estaba conmigo sentada en el andén frente a su casa. Carolina cogió mi mano y mantuvo la mirada baja… así se quedó algunos minutos, como pensando cuáles serían las palabras correctas. Yo me quedé en silencio, contemplándola. Ella levantó la vista con los ojos llorosos y los clavó en los míos. Ahí la tenía finalmente, mirándome como alguna vez lo había hecho en el pasado. Allí estaba ella… como la había soñado tantas veces, tan mía. Las lágrimas empezaron a caer, en sus ojos podía ver el sufrimiento, el arrepentimiento. La abracé y ella se aferró fuerte contra mí. Al separarse metió la mano en su mochila mientras yo la observaba con confusión. Extrajo 2 tiquetes de avión.

- Estos son dos pasajes para España… quiero que te cases conmigo – afirmó.

El corazón se me encogió…dejé correr las lágrimas, ya no había por qué seguir reteniéndolas… dejé morir sin más el último rastro de ella en mí. El ciclo terminó de cerrarse. Entonces me daba cuenta de lo mucho que me sirvió sufrirla, lo mucho que me ayudó llorarla… ya no le pertenecía, había vuelto a ser de mí misma. Ahora lo sentía por ella, lo sentía verdaderamente... Con la mano la cogí por la barbilla y la miré a los ojos con un cariño inmenso.

- Hermosa, no puedo aceptar eso. Yo no sólo tuve tiempo para olvidarte, también lo
tuve para sufrirte, y ya no queda nada.
- Pero es lo que siempre soñamos…
- Ese ya ha dejado de ser mi sueño – dije lo más suavemente que pude para herirla lo
menos posible
- Entonces... ¿ya no me amas? – preguntó con la voz entrecortada.
- No, hermosa, ya no te amo – dije casi alcanzando a sentir su dolor que seguramente
era mayor que el mío, pues al de ella se sumaba el peso del arrepentimiento.

Se quedó muda y el silencio le hizo comprender lo que su orgullo se negaba a oír: me había perdido, pues mientras ella me buscaba en otros rostros, yo me dediqué a olvidar el suyo. No había nada más que decir y mi presencia había dejado de tener algún sentido en ese lugar. La abracé liberada de todo odio, de todo mal sentimiento, de todo rencor, me levanté y caminé hacia la avenida sin volver. Esa vez fui yo quien dio la espalda.

Eres mi realidad

Un fantasma que vuelve…
Pasa a través…
Deja sabores pasados,
Restos de fuertes sentimientos.

Y se va…
Y se lleva consigo lo que fue,
Lo que fuimos…

Y te miro,
Y toco mi realidad,
Y beso mis sueños en tus labios…

Estás viva,
Eres mía,
Quiero que lo seas…

Regresará…
No dejes de vivirme,
No olvides respirar…
Así,
Se desvanecerá en su regreso,
Y su inexistencia será mi despedida.

Es lo que somos


Nuestra historia se remonta a un 19 de mayo. Ese día el destino me puso enfrente una nueva oportunidad de amar, una razón para seguir adelante. Tu indiferencia fingida me enredó en divagaciones, tu desinterés me atrajo sin necesidad de cruzar palabras. Todo fue movimiento, todo fue aire entre tú y yo, todo fue gestos, todo fue miradas que buscaban no encontrarse…pero en un descuido se cruzaron en medio de risas y murmullos que dejamos de oír. Supe entonces que no era casualidad, que mi loco gusto por tus ojos no era pasajero… me propuse hacerte mía. Una semana después de acostumbrarme a tu risa, tu olor, tu mirada, tu presencia… te besé. Recogí así poco a poco los despojos de lo que alguna vez fui, de lo que mi pasado dejó. Le arrebaté al dolor mis restos y dejé morir a cambio mi pasado. Le di vida a los sueños agonizantes y la palabra amor encontró de nuevo sentido en hilos de ilusiones.

Tus besos se fundieron con los míos y sin autorización del tiempo y los prejuicios fuiste mía. Ese recuerdo terminó por desplazar los últimos rincones oscuros que ocupaban mis antiguos pensamientos. Luego, partiste… los pocos días a tu lado se multiplicaron por los millones de recuerdos que guardo de ti. Tu ausencia ha sido más larga que tu presencia en mi vida, pero ha sido justamente esa ausencia tuya la que se ha encargado de acercarte más a mí. Las palabras se han encargado de unirme a ti en silencios que aún no han tenido lugar…pero lo tendrán. Has derribado barreras irrompibles con lágrimas de sueños y risas de impotencia. Al regresar podré ver en tus ojos mi reflejo… seré tuya. Esos silencios anhelados nos atestiguarán en medio de sonrisas y miradas esquivas… me verás a los ojos y habrás perdido las palabras… sí, ya habré comenzado el vuelo… ¿qué diablos estás esperando?

Traición

Te traicionaron, su espalda fue lo último que viste, sus besos lo que te robó y su llanto lo que nunca tuviste. Te quedaste con las manos enredadas en los recuerdos y con las lágrimas inundando tu alma. El tiempo te trajo el perdón, pero pasó de largo olvidándose de borrar las huellas. La vida te puso una nueva oportunidad frente a ti, e ignorando tu antiguo dolor, la tomaste. Le recordaste a tus sueños que sabes soñar y a tu alma le diste una razón para trascender. Me encontraste.

Hoy, tus palabras son testigo de tu pasado, reflejo del miedo. Me miras, en mis ojos hueles el vago olor de la traición. Me tocas, en mi piel oyes las palabras que marcaron su despedida. Me hueles, en mi olor ves sus ojos secos. Me oyes, en mis palabras pruebas su recuerdo. Me besas, en mis besos sientes su desamor. Tu confianza es tan frágil como lo soy yo cuando me tocas, tu seguridad es tan vulnerable como lo soy yo cuando me besas. Tu pasado se niega a olvidarse de ti y, mientras sea así, mi inexistente traición será tu mayor temor.

Fin del juego


Me aterra el poder de la tinta, me asusta el vacío que deja un papel sin confesiones plasmadas…pero aún más le temo a lo que hoy puedan mis sentimientos dejar escrito en esta angustia que causa tu ausencia.

Me siento ajena al vacío, lejana a la soledad, una desconocida del llanto. La oscuridad me reta esta noche aún sabiendo que hoy no es su día para ganar…hoy no les pertenezco…

La distancia se interpone, se burla de mi ingenuidad, me recuerda mares, montañas…kilómetro tras kilómetro. El silencio se cuela por tus desvanecidas respiraciones, tus inaudibles palabras, tus intocables abrazos, tus insensibles besos…

Naufrago tu presencia lejana, vacilo tus promesas distantes, cavilo tus callados sentimientos y me refugio en la espera.

De mano del silencio y con la distancia como confidente de la ausencia, les digo que no será hoy el día en que caeré. La noche me atormenta pero no me derrota porque me invade la certeza de que seré recompensada. El ideal que siempre perseguí me encontrará escondida bajo tu sombra…la felicidad me verá en tus brazos. Dejaré de esconderme en este cuarto de susurros, en estas 4 paredes de lamentos. La vida que he construido en sueños dejará de buscarme…

Se acabará el juego… ¡1, 2, 3 POR MÍ!

Sueña


Ella me hizo creer que yo no sabía amar, pero cuando respiro tu presencia puedo ver lo equivocada que estaba. Sé que siento, sé que puedo verme en tus ojos, sé que me has dejado paso, sé que camino resuelta y sin vacilar, sé cuán lejos puedo llegar, sé cuán indefensa puedes estar, sé cuánto puedes dar, sé cuánto puedes llorar, sé cuán feliz puedes ser, sé cuánto sueñas, sé lo que deseas… no dejes de mirarme así y sabrás cuánto te puedo llegar a amar.

Cierra los ojos y mira sin prevenciones cómo entro y dibujo tu futuro. No abras los ojos, mientras yo continúe en tus sueños más cerca estaré en tu realidad. Mientras más me sueñes más real será lo que sentimos. Confía y déjate arrastrar…que los sueños sean nuestra base y cumplirlos nuestra meta.

No temas…coge mi mano que yo te llevaré. Ten siempre presente que tu sueño es más real que la realidad de aquellos que viven de ella. Y cuando hayas terminado de construir tu sueño abre los ojos…yo estaré a tu lado para reflejarme en él y recordar a esa soñadora que el pasado quiso enterrar…me habrás recordado que sin sueños no hay realidades posibles ni irrealidades imaginables.

Entonces construiremos lo que seremos, juntas en un futuro cercano y posible en la medida en que somos dos unidas por el mismo fin.

Mientras tanto confiaré en este sentimiento que me llena en tu presencia y me asfixia en tu ausencia… y me llenaré tanto como pueda del aire que respiras…y te besaré cuantas veces pueda…y sentiré cada momento tuyo en mi vida…y ya empiezo a darme cuenta de cómo te empiezo a amar.

Volveré sin ti

Y recorreré los lugares que juntas recorrimos,
y caminaré sin rumbo fijo bajo la lluvia,
y oiré nuestras canciones,
y abriré los ojos a media noche para no encontrarte...

Y que extraño se va volviendo este sentimiento de soledad...

Todo se viene abajo

Y mientras este amor se derrumba en mi interior,
en mis recuerdos te ves tan hermosa como la primera vez que te vi,
y tan indefensa como esa inolvidable noche al lado de las olas.

Así te quiero recordar....

Es el fin

  • Nada es eterno…qué más da ahora o después.
  • Y por ahora, mi tranquilidad la encuentro en tu ausencia.
  • Y continuaré escribiendo hasta que se formen callos en estos dedos que una vez escribieron tu cuerpo.
  • Y este dolor me consume y a la vez me hace más fuerte.
  • Te extraño tanto que me pesa el alma.

Me dejaste


La desconfianza me hierve los poros, la desilusión me consume sin compasión… soy una víctima más de la decadencia.

Juras tantas cosas que tu cuerpo contradice… la atracción te lleva a ella y a mí me quedan las ilusiones en pedazos… estoy luchando sola y estoy cansada. Vete con ella…qué más da… las cartas no pueden ser más claras…has comenzado a mentirme. Hoy me has herido el alma, en un día has abierto la herida que tanto tiempo me llevó cerrar… me desangro de tristeza, de desamor, de impotencia.

Es más fácil soportar que estés con otra persona lejos de mí a que me prometas mundos pensando en ella. NADA me ha dolido más en la vida… nadie me ha dañado tanto. Contigo conocí el amor, la locura, el desenfreno, pero también los celos, la desconfianza, el desamor…

Sólo quedan lágrimas secas, ilusiones despedazadas, mentiras atravesadas, agotamiento que dejan luchas perdidas y un futuro borroso y lejano…sólo queda un rastro de lo que fui.

En mi interior…un gran signo de interrogación me pregunta por tus actos, me reclama explicaciones, me exige verdades…en esta neblina camina mi ser y se debate…amarte o no amarte.

Te quedaste con el mar y mis sueños, y me dejaste en la playa…

Tan cerca y tan lejos


Y estás tan cerca…tus besos aún me quitan la respiración, tu mirada todavía me muestra horizontes, tus manos siguen dejando sensaciones, tus caricias continúan dejando rastro, tu olor todavía me hace perder el control, tu cuerpo sigue enviciándome.

Y estás tan lejos…en tus besos siento la tristeza, en tu mirada veo la derrota, en tus manos toco la falta de ilusiones, en tus caricias sólo queda el rastro de la lucha, en tu olor tu fastidio por la vida, en tu cuerpo el cansancio.

Tan cerca y tan lejos, tan mía y tan ajena… y yo ya no soy suficiente para devolverte esa felicidad perdida. Y en tus devenires vas y vienes como las olas que tanto añoras… y yo me encuentro sentada en la orilla esperando que la marea suba y me arrastre con ella a lo más profundo, y allá estaré contigo, lejos de este mundo lleno de tanto aire amargo. Ese día dejaré en la orilla todo mi dolor, mis dudas, mis prevenciones, mi desconfianza…mi miedo a seguir amándote.

Pero hasta ese día tendré que soportar el viento que me susurra cómo puede ser, cuán real es la felicidad… la arena que me recuerda cuán bajo puedo caer, cuánto puedo perder. Y te observo a un paso de mí…y mis lágrimas se funden con las olas. Te llevas así lo único que me queda: mis sueños. No te olvides de mí, regresa para arrastrarme con ellos…

Eres mi historia, mi escritura

Hace mucho tiempo no tenía valor de tomar en mi mano un esfero para enfrentarme a un papel silencioso que siempre me ha parecido inquietante. La sensación me es ajena, como si estos elementos jamás me hubiesen pertenecido, pero sé que ese como si no pasa a ser más que eso, fue escrito con un propósito, con culpabilidad de expresión del escritor... yo. Esa sensación anterior me miente y cae en su mentira... la escritura no sólo me ha pertenecido sino que me ha hecho suya con cada palabra que ha dedicado a ti a través de mí... yo soy su medio, ella mi dueña, tú el resultado de esta mezcla que derrama tinta.

En mi mente nuestra historia se reduce a momentos, imágenes de un pasado que añoramos pero que ya no regresa, que nos pertenece pero no poseemos... se escapa, se pierde, pero no se olvida. Momento en imágenes, sentimientos en palabras... las mías; momentos que se pierden, palabras que recuerdan.

Y si vuelves atrás te das cuenta que ambos se encuentran, historia y escritura: el día que nos conocimos. Tus miradas buscaban a toda costa contarme historias, mis sentimientos escritos soñaban con hacer parte de ellas... lo lograron. De ahí en adelante mis palabras sólo pueden atestiguar tu existencia, tu momento en mi vida... ahora, una vida compartida; desde entonces me he enajenado de mí misma para ser del sentimiento expresado...tú.

Y mientras tú continúes siendo mi historia, yo seguiré escribiendo tu cuerpo con mis manos.

Quiero

Quiero desaparecer,
Quiero desvanecerme en mis lágrimas,
Quiero correr sin rumbo fijo,
Quiero olvidar que la existencia existe,
Quiero que nadie me quiera,
Quiero que nadie aparente hacerlo,
Quiero borrar esos sentimientos que me atan a las personas,
Quiero dar la vuelta para nunca regresar,
Quiero escapar en sueños,
Quiero huir de mi destino,
Y si esto es pedir demasiado,
Quiero no querer nada…

Soy de...

Sé fuerte… apenas es el comienzo. Únete con ella… sólo ella puede protegerte, sólo ella es incondicional, sólo ella sabe las respuestas, sólo ella puede atestiguar tu dolor. Acaba conmigo de una vez por todas MALDITA soledad, es esta semana o es nunca, en el próximo encuentro no volveré a estar contigo… estaré en tu contra y no consideraré perder. Es tiempo de derrumbar a tu enemigo, es tu oportunidad de ganar. Soy de ti, soy de la nada, soy de los sueños, soy de la vida que no me pertenece, soy de la muerte que anhelo sin prisa… ¿Cuándo dejaré de ser de todos para ser de mí?

Calla


Acá me tienes, sin máscaras, pura, transparente. Ahí te tengo, débil, frágil, mía. Extiendo mi mano y rozo la tuya. Por un momento te olvidas del mundo exterior, de ellos, cierras los ojos y sientes un escalofrío recorrer todo tu cuerpo. Yo te observo y unas ganas inesperadas de besarte me llenan el alma.

Mi mano sube hasta tu cara, tu boca, tus labios… tus ojos cerrados. No oyes, no miras, sólo sientes. Mi otra mano se posa en tu cintura y te trae hacia mí. Estás cerca, tanto que siento tu respiración… es rápida, mi tacto la controla. Tu olor hace que mis ojos se cierren, ahora es la oscuridad nuestro lenguaje; es el silencio nuestro testigo, eres tú, soy yo, somos dos en un mismo sueño de sentimientos.

Tus brazos rodean de repente mi cuello y mi respiración se torna entrecortada. No presentimos el ruido ausente, no existe; me hablas sin palabras, me escuchas en el silencio; el lenguaje está en el aire, en la nada, en ti, en mí, entre nosotras.

Las ganas de besarte desaparecen, es suficiente con tu presencia, tu respiración, tú en mis brazos. En cada palabra no pronunciada me entregas tu vida, tu corazón, tu futuro. En cada respuesta callada dejo brotar el sentimiento y te lo doy a ti. Tu entrega acaba con mi orgullo, con mi fortaleza, con mi insensibilidad… un mar de debilidades se hacen presentes y me recuerdan qué tan humana soy.

Tu boca roza la mía, juegas… en cada roce un sentimiento nuevo. No quiero besarte, quiero desearte; no quiero tenerte, quiero extrañarte; no quiero quererte, quiero amarte. De pronto te acercas a mi oído y susurras palabras que no quiero entender, sueños que no quiero vivir, futuros que no quiero presenciar; no oigo tus palabras, oigo tu silencio entre cada una de ellas y eso me dice más; ese silencio no me habla de futuros ni de sueños, me habla del presente, de lo que sientes, me habla de ti, lo que no quieres decir ¿qué sueño o qué futuro puede ser más grande y maravilloso que este presente? Yo no sueño con futuros inciertos, vivo presentes certeros y realidades soñadas a tu lado.

Te quedas quieta, me miras a los ojos en espera de una respuesta; de vez en cuando dices: “háblame por favor”. Oigo tus palabras, pero son tan sólo balbuceos lejanos, ajenos, sólo movimientos de tus labios. Las respuestas están ahí, no en lo que quieres oír, sino en eso que te niegas a escuchar. Mis palabras se las ha llevado el viento, se las ha tragado tu respiración, las ha borrado tu presencia; el sentimiento permanece, se expresa, se desborda.

Mi silencio parece atormentarte y tus ojos reflejan confusión, me dices que nunca podrás acostumbrarte a mí, que no quieres hacerlo; es entonces cuando optas por callar, cerrar los ojos e intentar entender. Vuelvo a observarte, concentrada, apacible, buscando respuestas a preguntas que no las poseen: ¿Qué siento? ¿Cómo estoy? Estoy y siento, ¿acaso importa el cómo y el qué? No, pues es ese mismo misterio, ese mismo secreto, el que hace que esté y sienta.

No tiembles, no hay porqué temer a los ruidos sordos, teme cuando mi voz rompa el silencio, pues mis palabras habrán callado para siempre lo que siento.

Dentro de mí

Desde que abrí la puerta y diste un paso dentro de mí, la inspiración se olvidó de la existencia, la existencia del dolor y el dolor de mí. Dormir es sinónimo de pérdida, pérdida lo es de soñar y soñar de despertar a su lado.

Ya que está dentro de mí, no piense en volver, he cerrado la puerta y su paso ha dejado huella en mi alfombra. Si decide regresar recuerde borrar las huellas y dejar la puerta abierta. No eche llave, no quiero encadenarme a la soledad. Deje que el viento se abra paso y se lleve consigo su presencia, su recuerdo y su olor.

Y por último, si da vuelta no piense en regresar, pues su memoria habrá muerto junto con las palabras que hoy escribo para usted.

Una palabra


Doy la vuelta dejando atrás no sólo personas, sino el recuerdo de un pasado lleno de momentos que pesan. Miro hacia adelante liberada de algo ahora inexistente, pues un pasado sin dueño es como un futuro sin sueños. El mundo se abre como un libro lleno de conocimientos y mis ojos quedan pasmados ante tanta belleza. Camino unos cuantos pasos en sendero de la realización haciendo de cada sensación algo nuevo. Unas cuantas gotas empiezan a recorrer mi rostro recordándome que estoy viva, pues la muerte es pasado, y ahora un pasado olvidado que no encuentra lugar en los recuerdos de una persona que sólo vive el presente. Sin miedo doy de nuevo la vuelta y encuentro una felicidad renovada en unos recuerdos desvanecidos por un tiempo no pasado, pues el dolor se ha convertido en sólo eso: una palabra