domingo, septiembre 30, 2007

Domingo


De regreso a mi casa… el fin de una historia, el comienzo de mi nueva vida… Curioso recorrer de nuevo esa carretera de regreso. Vuelvo con la mujer que quería sacar olvidada, y un nuevo tormento en el corazón…

Él tal cosa, él tal otra, esa canción es él… bla bla bla. La presencia que sabía, no podría derrotar. Triste… triste. A pesar de saber desde un principio que sería así, algo dentro de mí se estremece.

Chao, chao… Me devuelve la maleta vaciada de mí, llena de ella. No lo sabe, no lo sabe. Triste… triste.

Siempre hay algo más. Send. Siempre hay algo detrás de mi besos (sé que no puedo generalizar con ella… ella no es de plurales), tal vez siempre lo habrá… sentimiento. Siempre hay algo más… ella y él… su vida.

Me retiro de un intento con una derrota anticipada…me retiro y lo dejo para quienes sí disfrutan las confusiones… ella.



Acompáñame a estar sola. Quiero conocerte. Basura, el messenger es de lo peorcito. Bloqueada. El cupo está lleno.




Sí siento. Nos vemos mañana.




Ouch... daré por terminada esta crónica de mi viaje. Un fin y un principio... las cosas no pueden ir muy mal... ya veremos.

Sábado



Guayabo… recuerdo y vuelo. Me siento feliz… siento, siento.

Caiga ya en Oviedo. Voy. Me asusta verla de nuevo. Lo que supuse… como si nada hubiese pasado. No esperaba más. La veo a mi lado cantando, distraída en otras cosas…JUEPUTA… y vuelve a atacarme el sentimiento… siento, siento… desde hace 3 años no sentía esto. Me gusta y duele…

A dormir, mañana nos devolvemos juntas a Bogotá. ¿Qué le pasa? Nada. Bullshit. Vuelve a acertar, pero esta vez no quiero hablar, no vale la pena. Me muero de ganas de besarla, pero algo me detiene… el puto sentimiento. Ya no es sólo química… y no puedo hacerlo, no puedo besar mi propio fracaso...

Me abraza… tiemblo y lloro sin que lo sepa. No lo entiende… qué lo va a entender. A dormir… a acabarlo antes de que sea demasiado tarde para mí.

Los problemas y las confusiones serán míos, dice… ya veré yo como la suelto. Fácil para ella… casual.

Viernes


Una exposición de caballos en la que realmente no estoy concentrada. Haga algo con eso, haga algo con eso. Finalmente… La espero en el Lleras. No importa si tengo que pasar por encima de un disgusto familiar… tengo que llegar como sea, no puedo dejarla ir (ahora menos)…

Un margarita en frente… ¿Es que vinimos a hablar? Sí que sé perfectamente cuando una mujer coquetea. Llegan mis amigos… tequila. ¿Me quiere emborrachar? Sí. Yo también quiero para descubrir esas fuerzas ocultas en alguna parte que me impulsan a dar el primer paso.

Pida el taxi desde mi casa. Bajo con ella… sé que el taxi tardará muchas horas en llegar. Frente a la piscina… solas. Sé que es el momento, sé que ella lo espera y la cojo a besos. Primer tabú roto y me siento libre.

Simple química, pienso. BULLSHIT. Ahora que acabo de hacer por primera vez las cosas al revés entiendo que también funciona. Antes… sentimiento, luego besos. La vida me daba un vuelco. En alguna parte de mí algo se despierta y me es insoportable… tiemblo y no puedo parar. Wow como tiembla. Wow lo que despierta en mí y me aterra. Usted es muy mujer. Sí, lo sé… me sorprende más el descubrirlo en ella.

Subimos al último piso del edificio… ya no puedo parar de besarla y me da pánico no poder dejar de hacerlo. ¿Por qué tiembla? No me diga que es por frío. Sí. Bullshit. Un acierto más para ella… tengo pánico. Veo a futuro y no veo nada… pánico. Siento cosas con un solo beso que no promete nada… pánico. Puedo ser una más… pánico.

¿Qué espera? ¿Que le termine a mi novio y me cuadre con usted? No, le digo, y mi interior se niega a dejar de soñar… SÍ. Pero sé que eso no ocurrirá… no vale la pena tampoco pedir imposibles… tal vez baste con soñarlos… y duele. No piense a futuro… ese es su problema. El suyo es no hacerlo y seguir besándome.

Sé cuán acostumbrada está ella a estas cosas… sé con quién me metí… es una historia más, es otra más, pienso… y duele. ¿Cree que me va a enamorar y va a salvarme? Cuánto no daría por eso… pero ella ya ha elegido su camino. Usted qué sabe hasta dónde llegue esto… en teoría usted es la mujer de mi vida. La miro a los ojos… no, sé que miente y me da pánico irme. Sé que busca ilusionarme… no, sé cuánto duelen las ilusiones sin bases. Eso no me atormenta, no podrá hacerlo de esa forma… el tormento está creciendo dentro de mí con cada beso.

No puedo, no puedo. ¿Quiero? Sí, pero no sin un futuro… no quiero hacerme daño. Levantarme al otro día para descubrir que sigo igual de sola después de darlo todo… duele. No, no puedo, no puedo. Está bien…

Tengo ganas de llorar… de escapar a ese lugar en donde las personas son la una para la otra y punto, en donde no hay que compartir nada… las cosas son como son.

Algún día usted va a estar en esta silla. Habla con tanta seguridad, convencida de sabérselas todas, de conocer más que yo por haber vivido otras cosas. La veo ahí altanera y me río por dentro. No… no te las sabes todas… no sabes a quién tienes al frente, no sabes a quién estás besando… sé que no lo imaginas. Triste es que no quieras descubrirlo… ese es su problema, sólo que tú los ignoras y simplemente no te gustan… pero están, están.

Mi taxi… debo irme… ¿volver? ¿mañana? PÁNICO… y ella ni siquiera lo sospecha. No me dejes, no me dejes… pfff… mañana lo hará y lo sé.

Fin… mañana será otro día. El estrellón después del sueño… lo sé. MIERDA

jueves, septiembre 27, 2007

Jueves


Hoy me he levantado harta… harta de mí, de ser la misma, de mi puta vida correcta ¿Para qué? ¿Qué he sacado de esforzarme por ser la mujer perfecta? La mujer que nunca se da besos si no está cuadrada, que no coquetea, que no pone cachos, que no tiene cuentos, que no se fija en otras personas… ME HARTE… ¿Para qué? Para que la mujer que amé no valorara lo que tenía enfrente y lo arriesgara por otras trivialidades.

Mi liberación… me he decidido a ir por ella sin importar nada. Me voy a dar besos con la primera persona que mueva algo en mí.

La mujer con la que soñé hace pocos días reaparece en mi vida y, coincidencialmente, está en Medellín. Vamos a cine. Nos vemos allá. Llego al cine… una falda negra larga y una camisa blanca manga larga. Está muy churra, pienso. Niñas mal, mala película, pero su primita quería verla. Salimos… una hora esperando el bus que finalmente nunca pasó. Risas… Tienes que ser más aventurera. Me encanta su sonrisa.

Una visita rápida a su familia… tres fumadas en el cuarto de la empleada y la tensión en el ambiente. ¿Cuánto tiempo había pasado sin que alguien me hiciera poner tan nerviosa? Es el momento, mi oportunidad… lo sé, y no puedo soltarla. Me pregunto si la tensión será sólo por mi parte. Tal vez no.

No se raye si le dije que me gustaba. Me gusta, pero eso se puede convertir en otra cosa. La quiero, la quiero mucho, pero sé que no irá más allá de eso. Mis ojos están absortos ante esa mujer que se maquilla frente a mí. ¿Quiere que lo acabe todo ya? Sí, hazlo, es mejor, usted sabe cómo soy yo, le digo. Y mientras tanto esa mujer imponente me ignora.

Tropical cocktails, un amigo y ella. Dos margaritas y su risa. La tensión me es casi insoportable, no sé cómo comportarme… química en el ambiente ¿o es sólo la ilusión de los tragos? Me llevan a mi casa y bajo del carro.

Usted me encanta. ¿Mandar o no mandar el mensaje? El trago me corre por las venas. Send. ¿Responde o no responde? Llama. Usted me mandó un mensaje, haga algo con eso. Me quedo muda, no sé qué decir. Colgamos. Nervios, nervios… el fin de mi perfección se acerca y asuata un poco. Lo lograras...

Mañana volvere a verla… mañana… Mañana… EL DÍA DE MI LIBERACIÓN!!

miércoles, septiembre 26, 2007

Miercoles


Marica, estoy vuelta mierda. Cuánto me gustaría ayudar, pero poco se puede hacer cuando alguien ha decidido labrarse su destino y quiere a toda costa seguir su camino. Te llamo en la tarde a contarte cómo me fue. Te mando un besito anti romántica. Extrañamente su vida me preocupa.

La vecinita tiene antojo… Algo me dice que no debo contestar, mi intuición me avisa que algo malo va a suceder. No contesto. Ring Ring… número desconocido. Dijo amor. Contrario a todas mis expectativas el corazón se me encoge… DOBLE JUEGO, DOBLE JUEGO. Mi intuición era cierta. Tengo ganas de llorar, odiarme por seguir sintiendo. No tiene sentido… nada tiene sentido. La odio, la odio y en el fondo odiar a alguien implica algo más… me importa demasiado. Me odio, me odio. Nunca podrás dejarlo… tienes que soltarte por siempre… Y ese por siempre me asusta, a pesar de que conozco la manera. Besar a otra persona… la liberación latente, la sentencia del final, el salto que mi cabeza se niega a concebir. No lo voy a lograr, pienso desesperada. Sí lo harás…

No soporto más este debate interior y decido llamar. Te llamé esta mañana para decirte que voy a estudiar con Andrea. No sé qué decir… eso me tiene sin cuidado ahora. No sé qué preguntar, no tengo el control sobre su vida, hace mucho dejé de hacerlo… y tampoco deseo volver a tenerlo… SÓLO DESEO MI LIBERACIÓN!!! Me lanzó al abismo, de cabeza. Era un amigo gay. Verdad, mentira… DOBLE JUEGO. El recuerdo de aquella noche en que aseguró que era una amiga de la U y era falso me carcome por dentro… no confío, no creo. Estás sola y estás bien, qué más da…Olvido, olvido y dejo todo atrás. No la quiero cerca, no quiero ser parte de sus cavilaciones, no deseo su doble juego. Echo llave a su vida.

Todo salió mal, me voy ya. Vete niña y desconéctate del mundo, le digo. Salimos a rumbear cuando regresemos. Sí, claro que salimos, le aseguro y en el fondo de mi corazón le deseo también la liberación. Apaguemos el celular hasta el domingo, buena idea, pero cuesta. Sé que no lo hará.

Dejo atrás todas mis preocupaciones estúpidas y me concentro en lo que realmente importa. Mi mamá no ha llegado de la clínica. La operación fue hoy a las 7 a.m. y ya debería estar acá. Me empiezo a inquietar. ¡Qué día tan puramente agitado!... y sin necesidad de salir de casa.

Finalmente, llega mi mamá un poco adolorida, pero bien. Se pone a caminar de aquí para allá por el pasillo y me río de ver su absurda rutina. Mi médico me recomendó caminar, me dice entre risas. Aquí es donde debes estar…

¿Por qué si ya no te importo me reclamas?, me es imposible responder. No reclamo, presencio. No pido nada, no espero. Pero me importa, me importa tanto que me odio por hacerlo. De nuevo siento ganas de llorar… huir lejos, muy lejos de su desamor.

Me sorprendo entonces soñando con el día perfecto… ella entrando por la puerta de mi casa sin previo aviso y, sin darme tiempo de reaccionar, me da un beso. Sólo quiero estar contigo. La felicidad me recorre y me la como a besos. Vuelvo a amarla como en esos viejos tiempos en que sólo importaba que estuviéramos juntas. No me canso de besarla… no me cansaría nunca. Días y noches enteras amándola… dando la vida por su existencia, sintiéndome orgullosa de su respiración cercana a la mía. Lloro…lloro el sinsabor de los sueños destrozados. ¡Cuánto no hubiera dado por haber podido amarla de nuevo! ¿Demasiado tarde? ¿Demasiado? De todos modos, no volvera...

Me reprimo. NO MÁS!!! FIN FIN FIN FIN…Me doy cuenta de lo bipolar que se puede ser, las múltiples voces hablando en mi cabeza, y me río. El ser humano es una vaina bien compleja, pienso con ironía.

Me harto de reflexionar…y huyo para siempre.

Martes


No quiero salir en todo el día, quiero estar sola y no pensar en nada. Evado mis pensamientos y me siento libre.

Vamos a cine. Nos vemos allá. Un plan tranquilo, tan calmada como se encuentra mi alma. Apocalipsur, ¡vaya película! La representación de una Medellín perdida en las drogas, el sexo y el alcohol. Una ciudad que no ha dejado atrás el vicariato, en donde se gana dinero sobre la muerte o secuestros de otros… Y los espectadores en el cine aplauden y se ríen. Me pregunto qué aplauden… de qué demonios se ríen estos paisas… ¿se sienten tan orgullosos de su ciudad como dicen? ¿O es que simplemente no se ven reflejados en la pantalla que tienen enfrente?

Luego salen del cine a vivir su vida, ajenos al mundo, a su ciudad de origen… y dicen animados Qué buena película. ¡La película de su realidad malditos alienados!... y esa de seguro no les parecerá tan buena…

Lunes


El guayabo no me permite hacer mucho durante el día. Como y duermo, duermo y como. La cabeza me da vueltas y me lanza leves recuerdos de lo que fue una noche desaforada. Nunca he sido muy buena para manejar los guayabos y suelo ponerme en exceso consentida. Pero ahora no tengo quién me cuide, nadie que me consienta y me deje dormir en sus brazos. Eso empieza a pesar. Extraño entonces a esa persona que aún se niega a aparecer en mi vida futura.

¿Te acuerdas de lo que hablamos ayer? Sí y no, de todas formas no importa ya. Ayer fue ayer y mi vida está en el presente, en el hoy. Me hiciste llorar. No me reconforta saberlo… lo único que me reitera es lo equivocada que está y me entristece. Muy tarde, yo ya no puedo hacer nada… recorrer mi propio camino y dejarla hacer el suyo.

Una mujer que desea conocerte. Un nuevo personaje me agrega a Messenger. Me gustan las mujeres, en especial tú. Su forma de expresarse me asusta un poco, pero disfruto su coquetería. Aún así me mantengo distante e indiferente. Descubro lo bien que me ha hecho estar sola y lo mucho que añoro seguir estándolo. La soledad, esa de la que tanto renegaba y huía, es hoy mi anhelada compañía. ¿Aceptarías ir a cine conmigo o a comer? Evado la pregunta, pero termino con un nuevo número en mi celular. No sé con certeza qué haré con él, por ahora nada… tal vez después. Nunca se sabe.

No quiero salir hoy… la lluvia golpea en mi ventana y me reconforta el refugio de los pensamientos. Pocos días dedico a pensar y vagar para encontrar razones para seguir adelante. Hoy es un buen día. El día de la reflexión y la tranquilidad de hallarme viva y liberada. Nada puede hacerme daño, nadie puede tocarme, pienso fortalecida.

¡Hoy soy la mujer invencible!

Domingo

Me despierto de un sueño largo y pesado. Me sorprendo al recordar mi sueño y, más aún, al descubrir mis deseos ocultos. Ella frente a mí y yo besándola locamente. No, no era la cantante, no era tampoco el motivo de mis pasados esfuerzos de olvido… era ella, causante hace algún tiempo de vagar por mis sentidos sin llegar a poseerlos.

Voy ya mismo para allá, afirmo emocionada. En el trayecto me voy conversando con el taxista como haciendo alarde de esa nueva seguridad en mí misma. Besos, abrazos y una cerveza en mi mesa. Parece entonces que no hubiera pasado el tiempo y que los percances y antiguas discusiones no hubieran sido con nosotros. Risas entre gritos de Gol… ganaba Nacional contra Quindío. Todo era una buena razón para celebrar, para estar juntos. Salud, y otra cerveza.






Ya llegué Tati. Me despido con la promesa de llamarlos más tarde y caerles donde quiera que se encuentren. Mi prima me saluda con emoción. Su presencia nos pone inmediatamente bajo el telón de la complicidad… la amistad verdadera, pienso con alegría. Entramos a un bar que queda al aire libre en el centro comercial Vizcaya. Un opera y un tequila sonrise, por favor, ordena mi prima. Se da paso entonces a las confidencias… lo que no nos hemos contado en un mes que llevamos sin vernos. No sea boba Tati, usted vale mucho para ponerse en esas. Me encuentro en las palabras de mi prima y refuerzo mi fortaleza. Después de liberados los pesos de vivir, empiezan las risas… recordar que, aunque lejos, estamos siempre presentes. Comienza a llover, pero no nos importa… esto no es de todos los días.

Mi prima me deja en el apartamento de El Paisa. Él y Valen me reciben emocionados. Un vodka frente a mí y dos rondas de parqués. Siento entonces el alivio del perdón mutuo, el perdón sincero… ese en el que el presente se impone por encima del pasado… ¡Por fin he dado alcance a mi presente en esta carrera loca!, pienso ilusionada. El alcohol empieza a correr por mis venas y lo siento en la cabeza. Risas, una caída de Valen directo al suelo y más risas.



El alcohol no me permite caminar en línea recta y siento rabia cuando eso sucede. No sé cómo ni en qué momento me dirijo al cuarto, tomo el celular y llamo. Los recuerdos son borrosos, una nube de alcohol me lanza pocos visos de lo que se dijo. Te amo, te amo marica. Sus palabras rebotan en mi corazón contra la coraza de mi presente alcanzado. El amor lucha, no se abstiene… doble juego, doble juego. Shhh shhh… no quiero oírla, nada de lo que diga tendrá mayores repercusiones en mí, no hay nada nuevo para las dos… shhh… pero yo sí quería hablar. Por alguna razón me gusta hablar cuando estoy ebria, de hecho, creo que es en la única condición en que dejo hablar con sinceridad a mi corazón.

Frases y palabras se atropellan en mi mente sin tener ningún hilo conductor: se acabó el juego, no más doble juego, yo no soy ella, eres la única, así te cases, me perdiste, yo sé lo que valgo, maté las esperanzas, tú no me esperaste un año como sueles decir, se acabó para mí. Soy una basura, yo ya te perdí, no me tortures, déjame en paz entonces, yo sé que no eres ella, te amo. Sus palabras no importan ya… no hacen daño. Un suspiro entrecortado y ya me es difícil volver a respirar… lloro y no puedo hablar… shhh… lloro no verla en mi futuro, lloro haber dejado de amarla, lloro no sentir el dolor de perderla, lloro haber dejado todo atrás a pesar de no haberlo querido así, lloro haber presenciado el final y haberlo alcanzado con éxito… ¡He aquí lo que quería! ¡Lo tiene ahora frente a sí! Mi celular se descarga como protestando ser testigo de una conversación sin sentido y sentenciando el final.

Caigo profundamente dormida y doy olvido a lo acontecido. El sueño no da paso al arrepentimiento… cuando se ha hablado con el corazón no hay mucho que reprochar.

Sabado

Un sol centelleante se filtra por mi ventana. Así es como deberían empezar todos mis días. Respiro profundo y empiezo a disfrutar mi existencia. Abro los ojos lentamente y le doy la bienvenida a esta nueva etapa… ¡cómo había olvidado vivir sin ataduras! Tú habías forjado las tuyas aferrándote al sin sentido, a ilusiones construidas de sueños y no de realidades…Sonrío ampliamente, nada ni nadie me lo impide.

Tu primo y yo sólo nos reunimos en ocasiones especiales y que tú estés acá es una más que suficiente para vernos. Qué reconfortante volver a oír esas voces que traen recuerdos de infancia, de miradas inocentes… esos días en que, en efecto, todo era juego, y los sentimientos, una fase inexplorada. Prima esta noche nos vemos. Te llamo más tarde y cuadramos. La emoción me recorre la piel, me exalta el corazón. Tati, no te puedes ir sin que nos veamos. Yo saco un tiempito y salimos. Aún soy parte de esta ciudad, pienso. Y tú creyendo estúpidamente que tu vida era sólo ella…

Nos vamos para Sabaneta, tenemos un almuerzo con todos los Sierra, ¿quieres venir? ¡Claro que voy! Cuántas ganas tengo de encontrarme en otras voces, más en aquellas que me son familiares. No puedo ocultar tampoco la intriga que me da volver a verlo a él, cuando hace un mes que lo tuve enfrente puso mis nervios de punta.







La ciudad rosada, dice mi mamá mientras contempla la ciudad desde la cima de su infancia en un cerro en Sabaneta. Los techos de teja se extienden más allá de la vista. Allá, al fondo, diviso las comunas en la periferia de lo que mi mamá llama ciudad, esas mismas comunas de las que tanto he leído últimamente en libros como Sangre Ajena y La Virgen de los Sicarios… Me es difícil pensar que justo en aquél momento andan por esas calles empinadas niños de 8 o 10 años con un revólver en la petrina esperando la oportunidad perfecta para disparar… la ciudad roja, pienso con tristeza.



En Sabaneta visito con mi papá los caballos de mi primo. Aún tienen cosas en común…Ciento treinta y tres caballos, uno tras otro en hileras de pesebreras. Una sensación familiar me inunda y un escalofrío me recuerda la vida carente de problemas y sufrimiento. Esos días tempranos en donde las ilusiones se llenaban de emociones no involucradas con el corazón. Vino entonces a mi mente ese día en que mi papá me regaló mi primer caballo. El corazón me saltaba agitado en el pecho y mis ojos se negaban a creerlo. Como método de prueba me monté sin pensarlo dos veces y el caballo, contagiado con mi exaltación, salió a correr despavorido. Me caí una y mil veces, pero volvía a montarme… el dolor de mis raspadas manos y mis peladas rodillas había pasado a un segundo plano. Es tiempo de montar de nuevo tu vida después de tantas caídas, y dejar el dolor en el suelo junto a las desilusiones…




En el almuerzo familiar… risas, chistes y más risas. Él no había ido, pero ya no importaba. Los ojos de mis primos brillan al recordar juntos sus pilatunas de infancia, cuando se reunían todos en casa de su abuelo Papaernesto. Me callo la felicidad que me produce ver a mi papá riendo de sus años inocentes… guerra de huevos en las pesebreras que dejaron a los caballos pintados con muchos ojos, juegos con pólvora que abrieron una ventana a la casa de los patos, caídas peligrosas en los saltos sobre los bultos de heno… y las risas no cesan. Luego se despiden todos con un halo de felicidad en el corazón y complicidad en los ojos. En la infancia todos son hermanos y los recuerdos se encargan de no hacérselos olvidar cuando ya habitan la adultez de miradas extrañas y desconocidas. Ya todos han conocido el dolor y la experiencia les ha robado la capacidad de imaginar…

¡Prima! Qué bacano volver a verte, y con un fuerte abrazo me recibe. Hace muchos años no nos veíamos, pero descubro que yo también tengo recuerdos para compartir en familia. Debo tener la misma mirada centelleante que horas atrás había visto en mi papá, pienso intrigada. La novia de mi primo me trata como si me conociera de toda la vida. Ya debe estar al tanto de nuestras aventuras infantiles, me digo. A veces es suficiente con conocer al niño para saber qué hay detrás del adulto…

Un margarita sobre mi mesa y mis ojos sobre la cantante de extraordinaria voz. Ninguna canción parece quedarle grande, por el contrario, cada una es una nueva demostración de destreza. Sólo vine por ti, dice el hombre frente a mí. Me reflejo en sus grandes ojos negros y descubro su deseo. Más de siete años de conocernos y sigo observando año tras año esa peculiar forma de mirarme. Lanza un par de picos al aire, como invitándome a su boca… el permiso para avanzar. Pero mi única respuesta es una amplia sonrisa apenada. Mis deseos siguen concentrados en esa voz de fondo. La descubro entonces mirándome fijamente… le sostengo la mirada y tiemblo un poco. Trato vanamente de saber qué hay detrás de esos ojos estáticos y penetrantes, qué dolor se oculta tras su imagen imponente. Veo una mujer segura, decidida y convencida. No bajo la mirada. Finalmente, ella baja de la tarima y se sienta en una mesa frente a mí. Siento ganas de hablarle, es el momento perfecto para acercarme, pero no puedo… no tendría cómo explicarle a mi primo y al hombre frente a mí el motivo de mis actos. Sin embargo, ella continúa mirándome de vez en cuando y, al cruzarse las miradas, ella sonríe para sus adentros. Ya no hay duda.

Vámonos, sentencia mi primo. La idea de dejar el lugar no me gusta en absoluto, pero de nuevo, no tengo opción.

Llego a mi cama y sueño despierta con sus ojos. Volveré.

Viernes


5:00 am. El maldito despertador anuncia el comienzo del suplicio. No recuerdo por qué vagos sueños viajaba mi mente minutos atrás. Me doy cuenta entonces de que llevo varios días sin poder recordar mis sueños, y me desconcierta no saber en qué momento se me escaparon de la conciencia. Temerosa ante la idea de haber condenado los sueños al oscuro subconsciente, decido por fin levantarme de la cama.

Un rápido baño, un pequeño desayuno y ya me encuentro en la calle. Mientras camino a esa transitada calle en la que debo coger el bus, recuerdo que hoy es el día del viaje, la partida definitiva…se me encoge el corazón y sonrío. Ya no hay tiempo para arrepentimientos, de eso ya hubo suficiente…

Llego a la calle 140 y la cruzo para pararme en la correcta acera a esperar el bus. Pasan diez minutos y a la vista aparece el primer Germania. Pasa de largo y alcanzo a ver que dentro van las personas como sardinas enlatadas. ¡Cómo odio empezar así el día! Aplico entonces la táctica para poder montarme en el siguiente bus: comienzo a caminar calle abajo con el objetivo de anticiparme a otros pasajeros que esperan pacientemente al mismo lado de la acera. Camino lentamente para no atraer mucho la atención de los próximos pasajeros de mi bus que me ven pasar de largo con miradas desconfiadas. Ya he avanzado unas cinco cuadras cuando decido mirar hacia atrás… ¡como un rebaño sumiso vienen tras de mí unos 10 pasajeros que ya había creído dejar en el camino! Yo, ahora su líder, empiezo a andar más deprisa y se da comienzo a una loca carrera que tendrá por premio un cupo en el próximo bus. Finalmente el bus hace su aparición y, para sorpresa de todos, hay cupo suficiente para mi rebaño completo y yo… ninguna oveja se queda en el camino en esta oportunidad. Claro, nos toca de pie… ¡no se podía ser más exigente! Para ganarse un asiento habría que caminar unas veinte cuadras más, pienso con ironía.

En la universidad las clases transcurren sin mayores percances. Escuchar y tomar notas… ¡cómo detesto la monotonía de los días! Pero hoy, lo sabía, sería diferente…

Pip pip, un mensaje en mi celular…Pa Mama Juana esta noche. No, no asistiría, hoy no es un viernes como los otros en donde se trata vanamente de esquivar las trivialidades de la vida con mucho trago y un poco de música… como si para entrar a un bar fuera esencial guardar las preocupaciones junto con la chaqueta y la cartera, para volver a recogerlas en la madrugada. Absurdo… ¡He aquí el concepto de diversión! No faltará tampoco el borracho que, sumido en su embriaguez, termine por confundirse y llevarse consigo también las preocupaciones de otro u otra.

11 a.m. La vecinita tiene antojo… No es necesario mirar la pantalla de mi celular para saber quién es. Las manos me tiemblan un poco al recordar la última conversación que terminó en un esto está muy deprimente, mejor hablamos después. ¿Por qué ese ringtone? ¡Esta es la mejor parte! El egocentrismo está muy lejos de ser la razón, por el contrario. Mi humor irónico no puede abandonarme, incluso si es usado en mi contra. Ese ringtone me recuerda los últimos meses a su lado… esos días en que no quiso tocarme, su deseo optó por el rechazo y, al parecer, fui yo la única que quedó con antojo…jajaja.

Feliz aniversario. Su voz tan distante y apagada como ese día que la perdí. Me demoré un poco en entender… ¡21 DE SEPTIEMBRE! ¿Cómo lo había olvidado? Hace 3 años exactamente mis desaforadas ganas de poseerla se fundieron en un beso enloquecido… el principio del final. ¡Y lo había olvidado! Tan ocupada estaba olvidándola que había olvidado incluso recordarla. Vamos a celebrar. Que poco tengo para celebrar y cuánto peso en el alma para huir. La única celebración a la que asistiré será a la de mi futura y próxima victoria… por ahora me niego a celebrar mi derrota. Pero no se lo dije. No puedo, me voy ya para Medellín, respondí. Pasan unos segundos sin que diga una sola palabra. Quizá ya entendió que el juego está por acabarse… Cuelga con un leve, cuídate mucho, un beso. No dice adiós. No, no lo ha entendido o, de haberlo hecho, tal vez prefiere evitarlo…

La carretera aparece ante mí como una invitación al presente… el pasado queda en cada kilómetro recorrido… atrás, relegado al plano de la inexistencia indolora. Cansada de reprocharle por recibir las cartas equivocadas, me he levantado y he dejado la mesa. Me he hartado de perder y esta vez no pienso irme con las manos vacías, como ya ha sucedido en ocasiones anteriores. La experiencia me ha hecho más sabia… renuncio no sólo al juego, sino a mi rol de jugador. Sólo queda un participante a su mesa, y éste se ha quedado sin competidor… el doble-juego ha terminado. ¡Pero qué va! Ciega a lo que sus ojos le muestran decide seguir lanzando cartas a mi sombra imaginaria, esa que su desaforado deseo le sigue mostrando allí sentada, postrada y sometida al destino. ¡Qué continúe el juego!

Ante mis ojos las tan anheladas puertas de la libertad: Medellín. Tocar tierra antioqueña me eriza la piel, dice mi mamá con un brillo especial en los ojos. Los recuerdos de una infancia agridulce le apabullan el alma, esas épocas lejanas que luchan por mantenerse vivas en su olvidadiza memoria. Llegar al lugar de origen, el punto donde nunca se será lo suficientemente viejo para morir en el olvido… las tierras del nunca jamás.

Adiós, digo para mis adentros y sonrío.

jueves, septiembre 20, 2007

Crónica de viaje. Jueves


El viaje del que presiento, nunca regresaré y, de hacerlo, será despojada de mis propias cavilaciones.

Hoy me he dedicado a empacar aquello que creo necesario para emprender la partida. Selecciono cuidadosamente la ropa que debo llevar, como aquél que escoge concienzudamente cuáles son los recuerdos que debe llevar y cuáles condenar al olvido. Una a una se van apilando sobre la cama las camisas predilectas, uno que otro jean y un par de chaquetas por si el frío me descubre meditabunda.

Perfectamente doblada guardo lentamente cada una de las prendas dentro de la inmensa maleta que mi mamá ha escogido para mí. El tamaño de la maleta me intimida un poco. Nunca he sido ese tipo de persona que para ocho días lleva consigo el clóset entero, como temiendo dejar algo atrás, olvidar el peso de ser alguien en una tierra de anonimatos. Esta vez, incluso, sucede lo contrario… debo dejar todo en esta ciudad que no deja de hablarme en las noches oscuras para recordarme lo que soy, lo que fui… y no se resigna a soltarme a la deriva de nuevas ilusiones.

La mitad de la maleta llena de mis pertenencias, mi materialidad inocultable… La otra mitad vacía de anhelos venideros, de sueños sonrientes, de caricias ausentes, de miradas inquisidoras y enfurecidas. Un sentimiento de nostalgia me inunda el alma y me impulsa a aferrarme ciegamente a mis certezas, a lo que ya fue construido. Pero una voz nítida me grita por detrás y me despierta de mi ensueño. Es hora de partir, llegó el momento de darle fin. Con fuerza y sin detenerme en vanas vacilaciones, cierro la cremallera de la maleta de un golpe.

La incertidumbre aparece ante mí como un gran monstruo dispuesto a devorarme viva, a carcomer cada resto de seguridad imaginada. Me atemoriza su imponencia, me aterra mi impotencia. Un suspiro entrecortado me deja sin aliento y trato vagamente de llenarme de razones para volver a encontrar un respiro de vida.

Condénala al pasado, a los recuerdos que no pueden volver con puñal en mano sino con una sonrisa de satisfacción. No seré yo quien le devele en mudos sueños la elocuencia del mundo. Eso sólo se haya en las profundidades de la propia interioridad que a veces esquiva nuestros absurdos interrogantes… ¡y mientras tanto el presente se nos escapa de las manos como alma endemoniada!

Mañana saldré por esa puerta y andaré carretera arriba sin siquiera voltear. Llegó la hora de montarle la perseguidora a mi presente. Y aparece entonces la promesa del viaje, la ruta del viajero que camina para olvidar sus pasos: No te detengas, la carrera no será muy larga…

lunes, septiembre 17, 2007

La mujer ausente


El mundo resumido en un destello de lucidez,
la prodigiosa forma de amar la figura ausente,
la sombra simulando ser dueña de sí,
el inaudito naufragio del que ya está ahogado en vida,
y carente de aire pertenece ya a la muerte.

El aura cautiva de un cuerpo sin alma,
las sensaciones fugadas de su sentimental naturaleza,
es la metáfora pura sin contraparte,
es el símil que desconoce el cómo,
la vida misma en pulsaciones distantes.

Desconocedora de géneros camina erguida,
su tallo recto como habría querido su pasado,
los ojos vacíos ante la absurda idea de su presente,
la mujer sin oscuros besos esquivos,
la mujer con visibles heridas sangrantes.

¿A dónde te diriges con el alma ausente?
¿A quién pertenecen tus silenciadas lágrimas?
¿Eres un vestigio del ser o es ser lo que temes?

La espera de aquella que ha atrapado tu esencia,
la triste impotencia ante tu resuelta persistencia,
la incansable esperanza alimentada de restaurados sueños,
la escasez de recursos para mantener el ahora sin sentido anhelo,
es la aceptación final firmada por tu partida.

domingo, septiembre 09, 2007

De regreso a tu vida

Me miras...
el temor de lo que no ha sido te detiene sólo un poco.
Lo dudas...
fiel al silencio mi boca calla tus anhelos.

Me tocas...
cede mi piel al contacto de tus sueños...
Lo piensas...
mi mente evoca el próximo paso inacontecido.

Te acercas un poco...
respiras pausadamente,
inhalas los miedos del pasado,
exhalas las posibilidades a futuro.

Te preguntas...
la correcta forma de interiorizarme,
la incorrecta manera de dejarlo todo al olvido.

Recorres mi labios con tus dedos...
la tentación de ser lo que siempre quisimos,
la decepción de haber vivído sólo de sueños despiertos.

Infierno o limbo,
pasado o presente,
realidad o ficción.

Tus pensamientos se desvanecen en el instante...
me besas...
tiemblo al reconocer mis faltas,
lloras calladamente el peso de mi tardanza.

Un sutil suspiro de recuerdos,
una ilusión construida con retazos de memorias,
una última prueba de que aún existe.

Te alejas...
el silencio atestigua tu partida.
Me dejas...
la ausencia de palabras me condena.

Lloro mis pies sin suelo,
sacrifico los malos pasos,
y añoro volver sobre mis huellas.