martes, septiembre 23, 2003

Una persona

Una persona que con un grito abrió el camino hacia una amistad,
Una persona que son un abrazo me hace pensar que las palabras no tienen sentido,
Una persona que con una mirada llega hasta el fondo de mis pensamientos,
Una persona que con una sonrisa me hace creer de nuevo en los sueños,
La amistad,
Los sentimientos,
La esperanza.

Una persona que en corto tiempo logró lo que pocos,
Tocar mi corazón.

viernes, septiembre 19, 2003

Busco

Todo lo que busco es aprender a amar, pero parece un sueño lejano cuando los sentimientos han dejado de soñar.

sábado, septiembre 13, 2003

Superficialidad

Era una noche oscura. Él sólo se limitaba a contemplarla bajo la luz de la luna. Ella estaba triste, sí, se notaba en cada rasgo de su cara. Él se preguntaba cómo hacer para dibujar en ella una cálida sonrisa.

En aquél instante ella, como leyendo sus pensamientos, dijo: “quiero que me regales el mar.”

Él se fue pensativo, pensó, pensó mucho y, al no encontrar la forma de regalarle el mar a aquella niña, se sintió impotente y lloró amargamente. Sin explicación alguna, cada una de sus lágrimas cayó en un pequeño cofre. Él, al ver el cofre lleno de su propio llanto, lo comprendió todo y sonrió.

Se dirigió al mismo lugar en donde alguna vez la había mirado absorto. No se había equivocado, ella seguía allí, con la misma tristeza que opacaba todo cuanto la rodeaba, a excepción de su belleza.

Él, sin decir una palabra, puso cuidadosamente el cofre en sus manos y ella se sintió confundida “¿Cómo el mar podía caber en aquél pequeño cofre?”. Sin embargo, ella lo tomó con emoción y lo abrió lentamente. Se asomó hacia su interior y sólo vio agua transparente. La tristeza de su rostro fue reemplazada por la furia y arrojó el cofre lo más lejos que pudo.

Él no recogió silenciosamente, haciendo de ese silencio el lenguaje más perfecto. Puso de nuevo el cofre en las manos de ella pensando “todo depende de cómo lo mires”. Ella lo miró por primera vez a los ojos y, entendiendo sus pensamientos, se vio invadida de nuevo por la ilusión.

Esta vez abrió no sólo el cofre, sino los ojos de su corazón y vio no sólo agua, sino ballenas, conchas, arena, delfines…

Él, en cada lágrima, le regaló un mar de emociones.