domingo, noviembre 20, 2011

Justicia

Si esto es lo que hay después de 4 años... quizá lo mejor es guardar silencio.
Confío en que la vida hablará por sí sola... aún creo que es justa y he entendido que a veces no me corresponde a mí hacer justicia.

La verdad hace mucho más daño que la mentira, en ocasiones.

Shhhh... aunque cueste, aunque implique oír palabras hirientes o evitar miradas frías. Puedo hacerlo, pero no tardes mucho en romper esta ausencia de sonido tan abrumadora.


miércoles, septiembre 28, 2011

Miedo a creer

Hay días en que el mundo simplemente… se desmorona.

Hoy vuelvo a tener miedo de creer… ¡Qué palabra tan fuerte!


¿Hasta dónde es una ilusión el amor?

¿Hasta dónde una realidad?

¿Cómo pueden ser dos personas felices por siempre si este mundo es de miles y millones?… y nunca de dos.

¿Cómo creer en tus palabras cuando en el pasado me han rasgado el corazón con la pluma y han escrito mis temores con sangre?


¿Cómo conservarte y aislarte para mí?

¿Cómo no herirte cuando soy tan humana como todos los demás?… y vivo entre ellos.

¿Cómo no explotar de cuando en cuando porque soy débil y siento que el peso del mundo me aplasta, me quema, me supera?

¿Cómo protegerte de esta explosión cuando soy yo la dinamita?


¿CÓMO CREER EN UN PARA SIEMPRE cuando en los instantes nos destruimos?

¿CÓMO CREER EN EL AMOR DE DOS cuando dejamos participar a terceros todos lo días?


Me da miedo…

Me da miedo ver que quizá, sólo quizá....

hoy estamos forjando el camino hacia la autodestrucción.

Y si es así,

esta vez me rehúso a andarlo.

martes, agosto 16, 2011

Lo sabía




Hay muchas personas que aseguran que cuando se gana en el amor, se pierde en los demás aspectos. Hoy siento algo así…

Dejé todo por un sueño laboral… la independencia. Y ahora que la tengo puedo ver lo difícil que es mantenerla. Día a día es una lucha contra el mundo capitalista: los bancos, el Estado, la bolsa, gasto tras gasto… dinero que llega una vez y se va 3 veces… todo el mundo saca su tajada de donde puede y como puede…es desgastante. No entiendo cómo el hombre llegó a esto… a esta vida sin vida… completamente desmotivante.

Y ahora que conseguí lo que tanto quería y puedo decir NO ME GUSTA… estoy perdida. ¿Hacia dónde demonios agarro? ¿Por qué hay que luchar y meterle toda? … ¿o será que ando paranoica y estoy entrando en una crisis de los 30 anticipada…?

He estado a punto de caer en un coma por estrés crónico, ansiedad explosiva o muerte cerebral temporal… algo así. He tenido mejores épocas, lo prometo… y vendrán mejores, si es que logro escapar del coma ;)

Pero, ¡cómo son las cosas! Estaba convencida, MUY convencida, de que esa seguridad que tenía y sentía hace algunos meses de que algo grande y diferente se acercaba, tenía que ser verdad… Y LO FUE… y de qué manera.

Hoy, menos de un mes después, la tengo a ella… y sé que todo puede estar bien, que todo tiene un motivo, una razón… algún sentido, aunque a veces todo esté al revés. Ella me da esperanza… y ganas de seguir, aunque ignore hacia dónde. Es curioso que esa persona que uno creía inexistente, increíble, irreal… se cruce cuando uno está más perdido en la vida… pero lógico o no, hoy es así.

Contra toda lógica, amo nuevamente… y perdidamente… y se siente tan bien amar sin barreras, sin peros, sin miedos… es amar en libertad… es ser libre unido a otro y volar sin ataduras terrenales. Entrega completa es lo que ofrezco esta vez porque he visto a mi aliado en sus ojos… y a mi enemigo en sus lágrimas. He sentido mi libertad en sus brazos y mi esclavitud en su cuerpo. He tocado mi locura en sus besos y mi cordura… ¿mi cordura? He degustado adrenalina en su plan de vida y calma en sus sueños agitados. He olido el futuro en sus silencios y el presente en sus palabras.

Soy tan de ella como lo soy de nadie y tan de nadie como de ella. Si me toca ya no hay cuerpo, sólo la intangibilidad del sentido que se resume en un grito ahogado de entendimiento mutuo. Somos, lo sabemos y lo entendemos… es una ilógica forma de ver, sentir, oler, degustar y tocar lo que siempre esperamos, pero nunca creímos que pudiera ser tan real.

Me siento privilegiada, a veces aún me pregunto si lo merezca. Creo haber herido a gente que no lo merecía en mi pasado… y eso, en un rincón oscuro de mi corazón, aún pesa. Sé que quedan unas cuantas cosas pendientes que, si dependiera de mí, preferiría resolver de una vez. Pedir perdón con el corazón en la mano y mirando a los ojos. Pero el tiempo de algunas personas es diferente al de otras… y los tiempos son tan relativos como la vida misma…

Esperar y confiar… el camino se irá escribiendo…

lunes, junio 06, 2011

Tiempo camaleónico

Estoy feliz... una felicidad que es tranquila y me llena.

Por fin entendí que la vida no se trata de huir, reprimir, negar o luchar contra la corriente... más bien es algo como dejar ser, dejar fluir... dejarme vivir cada momento como si fuese único... vivirlo, sentirlo ... y dejarlo pasar como lo que es... un momento... uno más de miles más que vendrán.

Se siente bien... hace las cosas cuando se quiere, como se quiere... sin esperar nada más de lo que hay.

Esto es lo que hay... a vivirlo!!!!!

lunes, mayo 30, 2011

Soy una adicta con nombre clase 5... ¿usted?

Quiero postear una reseña que escribí hace un tiempo ya, pero con el que me identifico hoy más que nunca. Porque a veces se escriben cosas y sólo se entienden muuucho después.




Adictos con nombre

Si es usted uno de esos lectores aficionados a las novelas rosa o a los finales felices, Solitario de Amor no es para usted. Si, por el contrario, prefiere leer novelas desgarradoras en donde los amantes se pelean, se gritan y se maltratan, no gaste su dinero comprando Solitario de amor, para eso hay muchos otros libros que, quizá, se acomoden más a su bolsillo y le traigan más satisfacciones. Pero si encuentra usted placer en leer amores cotidianos, en donde no hay mayores escándalos, en donde la vida transcurre en aparente calma y la única tragedia es amar en soledad, no pierda más su tiempo buscando en inmensas estanterías de libros… ya ha encontrado el suyo.

En este, su tercer libro, Cristina Peri Rossi narra la historia de un hombre perdidamente enamorado de su amante, Aída. Habiendo perdido ya la dimensión del tiempo para habitar tan sólo en el espacio, este hombre venera el cuerpo, los gestos, las secreciones y los órganos internos de la mujer que ama, y sumido en esa contemplación estática ha pasado a entender su propia vida en aras de la ausencia o presencia de ella. Así, despojado incluso de cualquier hábito o pasado, este hombre enamorado vive única y exclusivamente por ella, o mejor, a través de ella, en ella y de ella.

Sin embargo, este hombre sin nombre (Aída, podría incluso llamarse) se encontrará con que ama en soledad, pues Aída sólo vive para sí misma; inmersa en su mundo interior se alimenta de los recuerdos, de las amarguras, del rencor, de los remordimientos, del desamor de antiguos amantes, y hundida enteramente en el fondo de su propio yo, Aída es una mujer que no olvida… una mujer sola que sueña con hoteles vacíos, tan sola como el amante que ama sin ser correspondido.

Así pues, cada uno vive un amor solitario… una por amarse a sí misma aislada y el otro por amar su propia mirada de una mujer que no quiere ser rescatada de su soledad. Sin embargo, en una búsqueda desesperada por pertenecer a algo, a alguien, estos dos amantes hacen el amor. En ese corto instante en que dos seres parecen mezclarse, ser uno solo, creen hacer del amor algo tangible y encuentran alivio, pues sienten que han evadido por un momento su sabida soledad de habitar en un mundo de unos y no de pares.

Pero el alivio dura poco y la angustia vuelve a apoderarse de aquél que, habiendo amado, le es ya insoportable la soledad. Su pensamiento se limita a descontar el tiempo en que volverá a sentir esa conexión con el otro, con el todo, para dejar de ser él solo, como cuando habitaba el vientre de su madre y el cordón umbilical era paz, era tranquilidad, era… no estar solo. Pero esa eterna fundición nunca llega y el amante enloquecido que ya la ha probado por breves instantes no se resigna... busca incansablemente enajenarse de sí y, ante su impotencia, el amor se convierte en un calvario, en su propia droga, en una adicción de la que necesita cada vez dosis más grandes o, como diría Rosa Montero en su libro La hija del caníbal “Este tipo de amor es como una droga. Te ofrece el paraíso, pero te mata.”

Aún así, no son del todo extrañas las personas que dicen ser adictas al sexo y no haber amado nunca, que han hecho del acto sexual su propia droga, una que les ofrece una corta escapatoria a su innata soledad de existir, pero que conlleva menos sufrimiento, pues la pueden obtener de muchos y diversos proveedores, mientras que los que padecen la agonía de estar enamorados sólo encuentran su dosis en un mismo proveedor, uno que quizá, no desee proveérsela. Así pues… ¿es preferible la droga del amor o es posible que baste con ser adictos al sexo?

La respuesta es incierta, aunque hay quienes afirman que el ser humano necesita del amor y busca incansablemente al “amor de su vida”. Pero muy probablemente estas personas no se han detenido a pensar que, más que buscar al amor de su vida, lo que pueden estar buscando es una adicción, una droga que los haga desenajenarse de la insoportable idea de ser uno solo. Así pues, más que habitar un mundo de enamorados y necesitados de amor, los seres humanos habitan un mundo lleno de adictos a la no-soledad, adictos que se pasean por las calles diciendo orgullosamente su nombre, pues los anónimos son sólo para los adictos a los estupefacientes o al alcohol; adictos con nombres que van de aquí para allá vanagloriándose de su nuevo amor, su último polvo o su nueva conquista… en definitiva, su droga.

Ahora bien, si después de leer esto reconoce ser usted un adicto, se le da la bienvenida a este grupo al que se ha llamado ADICTOS CON NOMBRE. Si, por el contrario, continúa negando su adicción, lo invitamos a dejar de leer esta reseña y le aconsejamos no comprar Solitario de amor. Si se encuentra leyendo ahora mismo estas líneas es porque ha dado usted un gran paso y, por tanto, es merecedor de una felicitación. No obstante, se le recomienda continuar leyendo las siguientes instrucciones.

A continuación, se hará una breve y concisa clasificación de los grupos de adictos a los que usted podría pertenecer. Lea atentamente y determine si usted encaja en alguno:



1. Adictos al amor no correspondido.
2. Adictos al amor narcisista.
3. Adictos al sexo.
4. Adictos a la angustia del desamor.
5. Adictos al dolor de amar.
6. Adictos a una persona específica.

Si usted cree pertenecer a tres o más grupos de los ya mencionados, no pierda tiempo en este grupo… ¡CORRA INMEDIATAMENTE AL HOSPITAL MÁS CERCANO! Usted está al borde de una sobredosis (una ambulancia lo espera a la salida, pregunte por John). Si continúa leyendo estas líneas se asume que es porque usted cree pertenecer a uno o dos grupos. En dado caso el paso a seguir es más sencillo: vaya a la librería más cercana, compre y lea Solitario de amor. Lo esperamos en dos semanas para empezar las sesiones correspondientes (si usted cree pertenecer a dos de los grupos mencionados debe hablar con Nancy en la recepción. Ella la remitirá a un examen detallado para determinar si es o no necesario que lleve a cabo los dos cursos).

Por último, se agradece al lector el haber recurrido a los servicios de ADICTOS CON NOMBRE. Y, como bien lo dijo Rosa Montero: “La buena noticia es que, si sobrevives, el sufrimiento enseña. La mala noticia es que el verdadero sufrimiento casi siempre mata.” Por tanto, se espera que lleve el o los cursos a feliz término.

We are sooooo alone



Soledad e impotencia… SOLEDAD

Me embarga este sentimiento y no hay nada que pueda hacer. Me doy cuenta que es completamente necesario… siempre evadiendo la realidad, lo que soy, mis putas debilidades…

Quisiera tanto hacer lo que hago siempre… salir corriendo a refugiarme en los demás. Decirle a alguien que estoy triste, que no entiendo hoy el mundo, no entiendo por qué estoy así… por qué veo tanta gente, hablo con tanta gente y me siento tan sola. Decirle a alguien que por favor me abrace, que necesito el contacto y no dejar de sentirlo nunca… como hoy… totalmente aislada de todo…

Este es justo el momento en el que llamaría a la única persona que siempre he creído que me entiende y que, aunque no lo haga, me provee esa seguridad y tranquilidad que hoy tanto necesito. Necesito tanto ese “todo va a estar bien”… necesito creerle más que nunca. Pero no puedo… no puedo por mí, no puedo por ella…

Y hoy que no puedo… me siento completamente perdida. NO SÉ QUÉ HACER CON ESTE SENTIMIENTO!!!!!!

Y tengo miedo… por no poder correr, no poder decir, no poder sentir… implica que debo enfrentarme a lo que nunca he querido: yo misma. Mi maldita soberbia, mi estúpido orgullo… mis dos grandes muros, la división entre lo que quiero ser, aparento ser y lo que soy realmente. Sin ellos sólo quedo cara a cara con lo que realmente soy… y no sé si quiero mirar.

Actúo a veces con tanta prepotencia, camino como si realmente fuese superior a los demás, me creo capaz de todo… aplasto a los demás… y quizá es la única manera que conozco de actuar… ja… la perfecta manera de evitar mirarme en el espejo para ver que en realidad me muero de miedo… me alimento de mi propia inseguridad.

Mis frases preferidas: “yo puedo”, “esa niña va a ser mía”, “me vale tres tiras lo que pienses”, “haz lo que quieras”, “whassever”… con esa arrogancia, con ese importaculismo… y no tengo ni puta idea de cómo quitármela! No sé cómo ser humilde… lograr todo lo que quiero con humildad. No conozco otra forma de enfrentar la vida que esta.

Me gustaría tanto poder mirar a esta persona que lastimé a los ojos y decirle con humildad en el corazón “lo siento”, “perdóname”… porque sólo ese tipo de perdón se merece y no otro… no el que puedo decirle ahora… con esta altivez tan cula.

Quiero amar con humildad, quiero aprender a conseguir lo que quiero con amor, quiero aprender a decir “te amo”, quiero dejar de tener miedo a ser yo misma…. Tener el valor de aceptarme tal cual soy y dejar de lado este auto-juzgamiento que sólo me tortura con su “¿cómo no vas a poder? claro que puedes, el mundo es tuyo”, “puedes ser mucho mejor que todos los demás” “exígete” “hazlo” “la vulnerabilidad es para los débiles” “no llores, eso no sirve” “¿te vas a conformar con esto? Te mereces mucho más”…. Demasiada presión

Seguridad en mí misma… evadiendo lo que en verdad soy… es sólo seguridad en un yo que no existe, me lo he inventado, lo he creado para mí… y me he convertido en un ser tan… espantoso.

Y todo esto me ha llevado a esto… sola. Es el momento del cara a cara…

Le prometí a este ser que iba a ser mejor persona para ella… y no sólo para ella… para mí y para los que me rodean… y así será. Con esa promesa en el corazón, tendré el valor de hacer esto…

Mirarme a los ojos…. aceptarme y amarme desde lo que soy realmente… y aprender a vivir de nuevo desde mi debilidad y humanidad.

Perdóname por favor… he sido una cobarde…

Hoy te digo… me importa, me importa mucho… y me pesa.

martes, mayo 24, 2011

Shhhh

Ahora sé que aveces hay que guardar silencio para no estropearlo todo...

Y hoy realmente lo deseo
Definitivamente se siente extraño volver al ruedo después de tanto tiempo...

Hay que aprenderlo todo de nuevo.

jueves, mayo 19, 2011

Hoy es un día en que siento rabia conmigo por ser tan yooooooo... y ser tan incapaz de cambiarlo!

miércoles, mayo 18, 2011

Mi ángel de la guarda




Sabes? Hoy no sé cómo puedo quererte tanto y decir que no te amo. Eres ese ser en mi vida por el que sólo tengo cosas buenas por decir… agradecimiento infinito… eres mi ángel de la guarda. Contigo me siento segura, tranquila, resguardada...protegida. "Todo va a estar bien, lo prometo", dices... y te creo.


“Tú estás en mi vida para cuidarme”, “Sí, lo sé”, respondes como si también tuvieras esa certeza.

Eres la única que ha podido entenderme… la única por la que me he siento entendida.


Sabes perfectamente cuándo deseo hablar sin parar… y tú te limitas a oírme; cuándo sólo quiero guardar silencio… y tú me abrazas y me das esa mirada que grita: “lo sé”; cuándo he tenido un mal día… y tú te alejas un poco y dejas que todo se me pase; cuándo estoy mal, lloro… y tú me arrunchas y callas tu dolor para no hacerme todo más complicado; cuándo tengo hambre… y tú sacas tus mejores dotes culinarios para sorprenderme con platos únicos.

Eres quizá la única mujer que he podido entender o, al menos, eso creo. Conozco perfectamente tus estados… esa manera fría de actuar cuando algo te duele en el alma, esa risa torpe y estridente que tienes cuando adentro lloras. Odias que te vean llorar, odias ser débil. Admiro tu voluntad, tu fuerza, tu entereza, tu seguridad… Por ti volví a creer que de verdad existen personas que saben guardar secretos. Eres una gran amiga… siempre dices el silencio indicado y callas la palabra precisa. Pero sobretodo, admiro tu capacidad para amar… la admiro y la envidio.

Sabes tanto de mí y sé tanto de ti… hemos vivido juntas y compartido una vida. Es como si estuviésemos destinadas a estar juntas. Respeto, amor incondicional, seguridad, confianza plena, admiración… ¿qué más puedo pedir?

Sólo se me ocurre una cosa más: amarte igual o más de lo que tú me amas a mí.
La regla inquebrantable: un simple ser humano jamás podrá amar a un ser superior.

Te extraño hoy… sin mi ángel de la guarda la vida me parece a veces insoportable... pero esta vez ha llegado el momento de lidiar con mi vida terrenal.

lunes, mayo 16, 2011

Al final, todo siempre está bien

Ahí estabas después de 7 meses… con ese nerviosismo tan propio. Y empezaste a orbitar alrededor de mí… “te extrañaba.” Caminamos tratando de evitar estar mucho tiempo en silencio… sobre cualquier cosa posible… ¿qué podíamos hablar después de 7 meses?

Caminamos hasta ese barsito que tantas veces nos ocultó del mundo exterior, de los prejuicios, de tu familia, de tus miedos… donde tantas veces te miré con admiración y me decía una y otra vez que aprovechara el momento porque quizá al salir de allí todos tus miedos te iban a dar alcance e ibas a dejarme allí…

Y ahí estaba de nuevo, contigo y sin ti, tan lejos y tan cerca… Te sentaste frente a mí y era mi turno de hablar… para eso estabas allí. Después de 7 meses empezaron a salir las palabras, tan atropelladamente que al final ya ni yo sabía lo que estaba diciendo. “No entiendo… ¿ qué es lo que quieres?”, me preguntaste. Ja! Sin duda todo era más claro cuando no te tenía enfrente… había practicado mil veces en mi cabeza esa conversación… y, de repente, con tu mirada sobre mí… olvidé hasta el motivo por el que te había citado.

Estaba absorta con tus movimientos, tu risa, tu forma de mirarme… confundida, esa mirada que desboradaba ternura y algo de nostalgia… esa manera de bajar la cabeza cuando pregunto sobre tu vida, tu trabajo, tu felicidad… ¿la alcanzaste sin mí? “Uy al pelo”… ¿sí?... “no, obvio no” y te ríes con esa facilidad de ti misma. Ahhhh cuánto quería abrazarte en ese momento y decirte que todo va a estar bien porque, al final, siempre todo está bien.

Pero era difícil el contacto, era quemarme… con mi pasado… volver a sentir… y tenía miedo. Por eso trataba de mantener mis manos ocupadas con el papel que había arrancado de mi botella de cerveza o con la servilleta… cualquier cosa que me abstuviera de tocarte.

“Creo que … de cierta forma te sigo amando”… “qué va, lo que te falta es conocer a una vieja que te mueva todo otra vez”, tan tú y quizá… cierto. Realmente era complicado pensar en eso cuando algo que no entiendo me seguía jalando hacia el abismo, aunque también había convicciones más fuertes que me abstuvieron y me gritaron “NO SALTES!”.

Te veía ahí… quizá por primera vez, tal cual eras… y te amaba. Desde ese lado de mi silla sólo te deseaba felicidad y properidad, aunque fuera lejos de mí.

Luego un largo camino hacia mi carro… y, aunque no llevabas botas esa vez, casi podía oírlas… una y otra vez… antes me gustaba oírlas porque me reiteraban que caminabas a mi lado… de mi lado. Ese día quise oirlas, ansiaba oírlas, volver a sentir por un momento que podías estar caminando cerca a mí… pero todo estaba en silencio… llevabas converse y dejaste las botas en casa “pensé en ponérmelas, pero ayer tenía botas, entonces no…” y yo sólo dije “menos mal, puedo vivir sin ellas” !MENTIRA!

Y todo el camino a tu casa en mi carro me ensimismé… muchas veces en esos 7 meses miraba al puesto del copiloto para volver a reiterarme que no estabas ya… que debía aceptarlo así y que yo sabía que tarde o temprano iba a ser así… ibas a bajar de mi carro. Más de una vez, al no verte ahí, lloré rumbo a mi casa, en silencio… esperando que todo pasara… porque al final todo siempre está bien, ¿no?

Pero ahí estaba manejando otra vez hacia tu casa, como si el tiempo no hubiese pasado… y quería quedarme callada y resguardarme en el silencio… y disfrutar tu presencia. Ni miré nunca hacia ti… me daba terror saber que iba a voltear y ahí te iba a encontrar esa vez… me había acostumbrado a encontrar una silla vacía… y sé que debo seguir acostumbrándome a que sea así. “¿Y qué más?”, dices. No volteé.

Paré y me orillé… le hice frente a la situación y volteé. Aunque seguía temiendo al contacto, te abracé… y volví a olerte… “te extrañaba” “te extraño”… y volvió esa presión en el pecho. No necesitaba más. No se trataba de darte besos… bastaba con eso… con sentirte en mi vida otra vez…”te amo”. Ganas de llorar, quizá de aferrarme a algo que no existe y que no existirá ya… esa presión dentro que me gritaba “Sientes!!”.

Te miré ahí… como si el tiempo no hubiese pasado… sólo tú y yo, como en nuestro barsito… como si todo lo que importara estuviese dentro de mi carro… sólo tú y yo y eso que nos une… no quería besarte, más bien conservarte allí para siempre.

Pero claro… tenías que bajar… y volver a tu realidad… y devolverme a la mía.

“¿No volverías con ella?”, me pregunta una amiga. “Claro, cuando el mundo entero sea un bar… o mi carro”, respondo, "¿estás bien?", insiste, "sí, al final, todo siempre está bien" ¿o no?

¿?

Estoy cansada de este tire y afloje… de hacer daño y dejármelo hacer… es un no acabar.

Cuando uno saca lo mejor de sí, trapean con toda buena intención, sentimiento y… valga la redundancia, con todo lo mejor que pudo llegar a ser uno.

Cuando uno es una mierda con el mundo y las personas, aparece entonces la persona que dice amarte incondicionalmente…

De verdad… ¡qué sin sentido!

Amo




Hoy es un día extraño… parece que al final no se puede huir de la verdad, de la propia realidad… el infierno va dentro y tarde o temprano te quema.

No he logrado descifrar lo que es amar, tengo 26 años y al parecer es mucho más complejo que un simple sentimiento que te pone de nervioso o te hace perder la razón.

Lo más interesante es que hoy, estando sola, me doy cuenta que amo. Siento amor por esa personita que hace que todo desaparezca cuando estoy con ella… esa misma que amé con locura y me hizo daño en su momento. La amo tanto que, aún sintiendo cosas tan fuertes hacia ella, puedo desearle todo el bien del mundo, toda la felicidad que pueda conseguir… no importa ahora si estará con hombre o una mujer, si aún no sabe qué hacer, si mañana quiere rumbearse a medio mundo… la amo así. Con todos esos defectos que antes tanto me martirizaban: sus estados, su maldito gremlin que nunca pude asesinar del todo, su personalidad antisocial, sus inseguridades, su “no sé quién soy, no sé qué quiero”, su orbitación, su incapacidad para serle fiel a alguien y a sí misma, su pesimismo constante, esa manía completamente incomprensible de sacarse el chicle de la boca para tirarlo dentro de la bebida para, al terminar, volver a masticarlo… PLOP!.... Al final comprendí que la amaba tal cual, con todos tus defectos y no a pesar de ellos.

Y aunque siguen siendo esos mismos defectos los que no me permiten estar con ella ahora a pesar de lo que siento… LA AMO y he decidido tenerla en mi vida.

Que sea este un nuevo comienzo para ambas.