sábado, enero 26, 2019

Dos ruedas



Extraño mi moto... no por el objeto en sí, sino por lo que viene con ella. Montarse en una moto es despedirse del mundo en una rodada, es frenar la ansiedad y acelerar la capacidad de hacer camino, es parar la mente para arrancar la intuición, es silenciar el estrés para escuchar el sonido del motor rugir casi como una extensión de tus piernas, es curvear la muerte para sentir la vida latir ahí, justo en la palma de tus manos.

La incurtidumbre de tomar un nuevo atajo que no se sabe dónde termina, el alivio de encontrarse un restaurante o una tienda para bajarse a descansar porque el cuerpo no da más, pasar uno a uno los carros estancados en una línea eterna porque hubo un accidente y poder ponerte allí, justo al frente, lista para continuar en cuanto la luz se torne verde...

Andar en moto es abandonarse a la muerte para aferrarse a la vida, y esta vida he decidido recorrerla así, en dos ruedas.