miércoles, julio 11, 2007

Sayonara

Adiós a la indecisión,
al sin sabor de la nostalgia,
al peso de lo que fue y no pudo ser.

Me despido del pasado,
del miedo al fracaso,
de los celos por aquello que no me pertenece,
de la rabia por ser la elegida del desamor,
del arrepentimiento por no haber... por no ser.

Dejo atrás las lágrimas,
las antiguas posibilidades de construir...

Dejo mi mundo y renuncio a él...

sábado, julio 07, 2007

Make up

Una larga velada he dedicado a maquillarme,
y en medio del ritual te imagino riéndote a carcajadas...

Me echo a reír yo también,
y el reflejo en el espejo me devuelve una sonrisa.

Lo estoy haciendo sola,
y tu presente ausencia me hace todo más llevadero.

Pensamientos


Hoy extrañamente no quiero darme a escribir a mí manera... hoy no quiero versos, no quiero frases bonitas, no quiero gente reflejada en mis palabras... Hoy no quiero ser un esfuerzo, sólo un soplo de resistencia...

¿Podría decir que han sido días duros y darme a la pena? Podría, todo lo puedo... pero mi cuerpo está cansado de cargar con el peso de mis propios mártires. ¿Podría asegurar y gritar a los cuatro vientos que por fin soy feliz? Sí y lo haría, pero la soledad me retiene y me recuerda que aún sigo al lado del vacío.

Por favor!... ¿quién puede hablar con tanta propiedad sobre aquello que apenas conoce? Las felicidades y las tristezas se pelean por tener un cupo en la vida de todos los que habitamos este planeta... seres humanos... ¿qué diablos significa eso?

Pero vayamos al punto... a lo que por meses me he negado a aceptar, o más bien a lo que incansablemente me persiguió y por fin aquí me tiene... completamente entregada a ella, totalmente abnegada... sí, hasta la propia palabra me atemoriza... SOLEDAD.

Es curioso, rodeada de amigos y familiares y continúo diciendo que estoy sola... así ¿la soledad es sólo carecer del ser amado? extrañanemnte así lo siento y no parezco ser la única. Aún así, esa detestable palabra o ese insoportable estado me ha proporcionado más de lo que esperaba y, por eso, prefiero seguir en esta abnegación y entrega... ocultándole a mi fiel compañera mis verdaderos motivos.

He tenido buenos momentos, !cómo negarlo!... al abandonar mi cueva siento que el mundo por fin me pertenece, que me esperan grandes cosas y, por encima de todo, que vale la pena ser y existir. Sin embargo, al regresar a la oscuridad de mi refugio me atacan sus alidos... la melancolía y los recuerdos.

Con el celular en la mano me resisto a llamar... en el fondo una fuerza que viene de no sé dónde me recuerda las razones y me llena de esperanza... "por fin lo estás dejando ir y aún no es el momento"... Me echo a llorar y cuánto anhelo un abrazo, gritar por ayuda...y siento cómo me deja... !y cómo duele verlo irse!... !y cómo alivia el liberarse! Pasan una a una esas inolvidables imágenes de ese pasado en el que la soledad no era más que una inofensiva palabra... y me pregunto qué será de las vidas de esas personas que, aún sin importar quiénes sean, me otorgaron esos motivos para llorar y reír hoy. ¿Perdón? No, eso sucedió hace mucho, no se trata de eso... es reconciliación.

De la nada surge un sentimiento de amor inmenso, de eterno cariño, algo que presiento será para siempre... única y exclusivamente por ser lo que fueron... aún sin importar quiénes son ahora. Y desde el fondo de mi corazón ruego porque tengan lo que necesitan y conozcan más de cerca el verdadero amor... ese mismo que yo por mucho no pude darles... no porque no lo deseara, simplemente así tenía que ser ¿el por qué? la respuesta está en cada cuál... yo ya encontré la mía.

Pronto, porque sé que no falta demasiado, estaré a su lado desinteresadamente y me sentiré feliz de sentir esto ¿por qué de nuevo? porque es lo que deseo.

Poco después me quedo mirando por la ventana... espléndidas noches las que me atestiguan. Y me vuelve a invadir una felicidad antes inexperimentada... esa misma que se clava dolorosamente y alivia... el precio de crecer.

¿Enamorarme? No, no lo quiero y aquella voz vuelve a decirme que no es el momento, pero que vendrá. No soy quién para merecer noches en vela contemplando, besos que cuentan silenciosamente cuentos de hadas, desvelos que devuelven los sueños, sin alientos sin aparentes razones ... no estoy lista y no quiero tenerlo sin estarlo.
Curiosamente dejo de preocuparme... hace ya un buen tiempo que esa parte de mi vida dejó de preocuparme porque sin poder dar explicaciones coherentes sé que va a suceder. ¿Por qué tan segura? ¿de dónde provino de repente tanta fuerza? del único por el que he decidido dar la vida... del único al que delego mi futuro.

Aún a tientas un poco, sé que viene algo grande y me estoy (¿están?) preparando... lo poco o lo mucho que falte depende sólo de mí. ¿Las decisiones? No, tampoco me preocupan, ya fueron tomadas y no daré pasos de regreso.

Extrañamente esa ciega creencia en lo que no está pronosticado me da fuerzas, me impulsa a seguir...

La fuente... ese orgullo por mí misma que, creí, me habría abandonado para siempre.