domingo, febrero 17, 2008

Horriblemente sola


7 días enferma creyendo que todo se pasaba con antibióticos y un par de pastillas para el dolor... que ingenua.


Llevo casi 2 semanas pensando en ella. Cuando me enfermé sólo soñaba con un abrazo y su voz en mi oído. La veía frente a mí como solía estarlo hace ya algún tiempo. Casi la tocaba, casi volvía a ser mía... casi dejaba de sentirme tan sola. Pero era sólo un sueño...


Me desperté hoy y puse injustamente mi soledad en manos de esa personita hermosa que amaneció conmigo... me sujeté fuerte, la apreté contra mí como si su presencia bastara para espantar mis ruidos internos. Demasiada responsabilidad para ella, tanta que ni siquiera se tomó el tiempo de comprenderla y huyó por la puerta en la madrugada sin darme tiempo siquiera de despertar mis miedos.


A las once de la mañana finalmente abrí los ojos para hallarme sola... como ayer, como anteayer, como hace 9 meses. Pero todo era costumbre, sólo que hoy me sentía aún más enferma. No quise levantarme de la cama en todo el día y prendí el televisor para silenciar mi llanto. Varias veces tomé mi celular para darme cuenta que no tenía a quien llamar... nadie iría por mí, nadie me cuidaría... cada quien había continuado con su vida esa mañana menos yo. Y aquella que había despertado a mi lado en la mañana estaba ocupada cuidando de otra... alguien que lo merecía mucho más que yo aunque me negara a entenderlo.


Volvió entonces su imagen, su voz, su olor imaginado, pasado... y la sentí justo a mi lado. La soledad me impulsaba a ella... y acudí. Volví a oír su voz... suave, pero firme, con ese acento particular que tenía el poder de enloquecerme o destornillarme de la risa. "Sabía que algo te pasaba" "No he dejado de pensarte" Y así me decía que quizá, sólo quizá, no había estado sola. Pero entonces empezaron las preguntas: "¿Has estado con alguien?" "¿Y tus levantes?" Y yo sólo quería huir y refugiarme en un abrazo sin palabras... que no dijera nada más, que no importara el pasado, el presente, el futuro, las promesas, los estados individuales... sin importar con quien hubiese estado, con quien esté, si va o viene, si mañana volverá a desaparecer como solía hacerlo hace pocos meses. Todo eso hubiese yo dejado de lado por 5 minutos de silencio con ella... sin besos, sin contacto, sin miradas... sólo ella... pero ella continúo hablando "tengo muchas más preguntas por hacerte". Y entonces huí.


Llegué donde una amiga, el plan para salir estaba armado... mi segundo plan de escape. Todo se vino abajo en 10 min... el destino me estaba preparando un cara a cara con mi realidad. Llamó de nuevo "Están diciendo que estás con x persona" "No confíes". Qué poco importaba ya... que digan, que no digan, que callen sus vidas y mueran con ellas. La mía ya está haciendo su labor... me está matando. Y ella seguía sin entender la importancia de su silencio, de su verdadera compañía.


Llama entonces quien ha decidido no cuidarme "Mi sábado ha sido un asco" le digo... "No peor que el mío" responde "Me imagino" "Es sarcasmo?" "Ajá" "qué estés bien" dice y cuelgo yo el teléfono sin decir más, con la presión en el pecho y el peso de hacer daño sin necesidad. "Grita dentro del carro de camino a tu casa" me dice una voz amiga. Por el contrario, me siento en mi carro, prendo el radio y me echo a llorar sin control... el duelo con lo que soy... el destino ha logrado su cometido. Miro al cel varias veces y pienso en llamarla "Acompáñame en silencio" le diría, pero no lo entendería... sus palabras era lo único que ella tenía presente hoy. No deseaba llamarla entonces, era mejor no oírla más, aunque su sola imagen a mi lado me impulsara locamente a abrazarla y desearla en esa silla del copiloto... Cómo extraño su silencio y nuestra elocuencia muda! Cómo la amo sin contacto! Cómo la sueño sin palabras! Cómo la invento y reinvento para mí! Cómo puedo amarla ausente!


Pero ahí seguía... sola... pasaban las horas y no podía mover el carro. "Piensa en algo que desees hacer mucho y hazlo" me dije. Cine... no. Comida... no. Nada lo suficientemente bueno podía ocurrirseme... nada podía llenarme. "Estás sola, horriblemente sola"... me repetía una y otra vez. "Lo siento, lo siento mucho" le dije por el celular. Había querido responsabilizarla durante todo el día de una carga que no le correspondía y ahora lo entendía... era libre entonces de mi odio por hoy y de mi presencia en las madrugadas. Era libre para optar por su pasado y dejar ir lo que no me atreví a brindarle.


Anduve sin rumbo... horas, horas, horas... el radio y yo sin poder retener las lágrimas. Era una máquina que se dirigía a casa sin saber cómo llegar verdaderamente a ella. "Sola, sola, sola". ¿Por qué? ¿Por qué? "Has causado mucho daño", "Has preginado una altiveza miserable para ti misma" "Has caminado sobre los demás" "Te has sobrepasado". Soy miserable, no soy nadie más de lo que he escogido... ser como los demás... humana... escoria. "¿Qué deseas?" Compañía verdadera y real... la vida de ese ser que se niega a llegar unida a la mía... amar sin palabras.


Llego a mi casa sin saber realmente cómo, escribo el inicio de mi verdadera liberación y abro el camino para que mi persona soñada vaya construyendo sus pasos hacia mí. "Perdón... lo siento de corazón"

1 comentario:

Tierra dijo...

momentos similares...
Saludos Fedra.