miércoles, noviembre 21, 2007

Desierto

Las fuerzas de brazos cruzados,
y el orgullo en su poltrona con aire despectivo y señorial.

Me deshidrato de besos carentes de exclusividad,
seca de piel ajena llora mi alma lágrimas desérticas.

Oasis de pertenencias consumadas juegan a seducirme,
hilachados manantiales de vidas entrelazadas refrescan mi anhelo.

Tormentas de arena violentan mi despertar,
y una sed de muerte se descubre en soledad.

De soles ardientes agoniza el viajero,
y el agua de vida le ofrece esta vez el descanso eterno.

1 comentario:

Andrea Juliana Enciso dijo...

Me gusta esta poema..tienes más de esto..me agrada la descripción de la otra persona el peso de su presencia...a que si hice la tarea..tarde pero llega...
besotes