Es hoy cuando siento que el momento se acerca, sí, el miedo me domina, pero en el fondo hay curiosidad y ganas de conocerme a mí misma, de comprobar qué tanto soy capaz de hacer.
Pero ¿qué es a lo que temo? A la soledad, sí, pero no, no es eso, es miedo a decir adiós…sí, eso es; miedo a ver a la gente alejándose, a ver cómo todo lo que un día construí se va quedando atrás para llegar a otro lugar con nada en las manos, pero con mucho en el corazón: con personas y sentimientos que no necesitan de la cercanía para prevalecer. Sin embargo, pienso en mi partida y sólo viene a mí un instante preciso aún no vivido…sí, es ese momento en el que tendré que pronunciar la maldita palabra que sólo crea nostalgia y ganas de llorar en una persona que no está dispuesta a partir, a extrañar, a sufrir.
Luego doy la vuelta y todos desaparecen por largo tiempo, y la única forma de mantenerlos presentes será el recuerdo, pero él, digan lo que digan, no es eterno… me refiero a las imágenes que intentarán evocar a aquella persona que extrañaré y de la cual recordaré momentos… pues las imágenes luego de un tiempo, quizá en el mismo instante en que dé vuelta, serán borrosas, confusas…
Aún así, sabré que con sólo cerrar los ojos no habrá necesidad de ver aquellas imágenes, sólo tendré que oír, oír risas, comentarios, momentos, y los silencios que dijeron más de lo que cualquier palabra pudo decir. Y cada vez que los oiga, cada vez que los haga presentes sólo quedarán en mí ganas de volver para hacer de esas personas, más que imágenes borrosas, de nuevo parte de mi presente.
Pero ¿qué es a lo que temo? A la soledad, sí, pero no, no es eso, es miedo a decir adiós…sí, eso es; miedo a ver a la gente alejándose, a ver cómo todo lo que un día construí se va quedando atrás para llegar a otro lugar con nada en las manos, pero con mucho en el corazón: con personas y sentimientos que no necesitan de la cercanía para prevalecer. Sin embargo, pienso en mi partida y sólo viene a mí un instante preciso aún no vivido…sí, es ese momento en el que tendré que pronunciar la maldita palabra que sólo crea nostalgia y ganas de llorar en una persona que no está dispuesta a partir, a extrañar, a sufrir.
Luego doy la vuelta y todos desaparecen por largo tiempo, y la única forma de mantenerlos presentes será el recuerdo, pero él, digan lo que digan, no es eterno… me refiero a las imágenes que intentarán evocar a aquella persona que extrañaré y de la cual recordaré momentos… pues las imágenes luego de un tiempo, quizá en el mismo instante en que dé vuelta, serán borrosas, confusas…
Aún así, sabré que con sólo cerrar los ojos no habrá necesidad de ver aquellas imágenes, sólo tendré que oír, oír risas, comentarios, momentos, y los silencios que dijeron más de lo que cualquier palabra pudo decir. Y cada vez que los oiga, cada vez que los haga presentes sólo quedarán en mí ganas de volver para hacer de esas personas, más que imágenes borrosas, de nuevo parte de mi presente.