domingo, marzo 23, 2008

Marzo 23/08

Hoy me siento enferma con la vida y a veces me inclino a creer que es cierto que uno tiende a somatizar la desgracia humana, esa misma de la que ahora soy presa. Gripa, fiebre, dolores intensos en el estómago que me tiran al piso y me incitan a no levantarme más. Cuando pienso en alguna enfermedad posible o me hablan de las diversas formas en que un ser humano puede morir, mi mente inmediatamente lo evoca con una euforia loca, como si desease con todas sus fuerzas mi muerte o, al menos, mi sufrimiento.

No estoy segura de querer morir aunque, de hecho, le temo más a la vida que a la muerte. Sé cuánto puede doler vivir y cuánto peso hay que arrastrar para seguir adelante. Fracasos, sueños a pedazos, decepciones, gente malintencionada, palabras agresivas, sentimientos punzantes, AMOR. Este último ítem sí que me atemoriza, pues después de haberlo visto a los ojos y haber dado la vuelta, nada parece tener sentido.

¿He amado? Claro… a mi perra llamada Crispeta que murió hace poco, a mis padres, a mis hermanos, al gato que nunca tuve, a mis amigos. Amor hay en todos lados, así como odio. El segundo mata, el primero no se queda atrás. Sí, hay amores de amores, ¿el amor hacia una mujer? La droga más adictiva, pero también la más escasa. Todas las mujeres se enamoran, son presa fácil de la seducción y los detalles. Podría ponerme, a mis 23 años de edad, a hacer una lista precisa de qué se requiere para enamorar a una mujer, pero no estaría del todo bien revelarlo a los hombres. Mi voz interior, si es que aún queda un eco de ella, me dice que no debo traicionar a mi género, así que ellos tendrán que descubrirlo por sí mismos.

Ahora, amor, esa es una palabra que no engloba a todas las mujeres. ¿Cómo hacer para que una mujer ame? ¡Qué no daría yo por ese secreto! Me hubiera evitado tantos tropiezos. Lo más curioso es que yo, ni siquiera por el hecho de ser mujer, he podido develarlo. Sin embargo, lo he conseguido unas 3 veces. Aún así, siento mucho que de esas 3 sólo 1 lo consiguió conmigo. Una vez en 23 años es lo que me ha regalado la vida para amar. ¿Privilegiada? Tal vez ¿Suficiente? No. Reemplazar la dosis de pasión desenfrenada por dosis de soledad no es un negocio fiable, menos satisfactorio. Soy una adicta compulsiva de una droga que no poseo y que, quizá, no pruebe en mucho tiempo.
Mientras tanto, mi cuerpo seguirá sufriendo los efectos secundarios de la escasez y mi mente continuará evocando cualquier enfermedad posible que le haga olvidar el verdadero mal.

4 comentarios:

Armanda Klopotowski dijo...

Me dio por visitarte y pasando quisiera decirte que tu caso no es tan grave...

Tu vas 3 a 1, yo voy 1 a 3...todo lo contrario de lo que a tí te pasa e irónicamente, siento lo mismo que tú...a mi forma de ver mi mal es peor, pero al final el amor y la decepción desde perspetivas opuestas termina dando el mismo resultado...

Y ahora?...será esperar al número 4a ver si empatamos esta vez...

Cuídate niña.

Spermafloris Pildora dijo...

eso se llama sindrome de abstinencia- el amor es como el perico , amargo pero excitante -enviciante- y luego te deja paraoico--------------------------------------------ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo en ceros , asi-

Nowhereman dijo...

por sensaciones asi es que nunca discrimino un blog con fondo negro......

Afrodita dijo...

claro que no es un negocio fiable el de cambiar la dosis de pasión por la dosis de soledad, pero es que la vida no regala el amor así no mas, no esta a la vuelta de la esquina, no esta en la barra de algún bar, o en la mesa de al lado en el restaurante, no esta en las que a veces nos aman, la verdad ni se donde esta…ojala supiera, porque yo llevo mucho en busca de mi dosis... porque la soledad me asfixia, la ansiedad me desespera, no se porque, pero pues debería ser una droga a la que se pudiera acceder mas fácil, para que algunos adictos como tu o como yo, calmen sus ansias...pero pues ya la vida misma la dará...eso espero…es necesario