Y finalmente aparece Armanda en mi historia. La encuentro en una noche de desesperación, cuando sólo la navaja de afeitar me esperaba en casa. Esa mujer que con paciencia ha ido recogiendo los rastros de mi pasado y me ha enfrentado al espejo. Esa mujer que me ha prometido una vida más simple, liberada de sufrimientos. Esa misma que me sentenció esa noche a enamorarme de nuevo en un baile de disfraces que está a punto de acontecer (¿concidencialmente?) en la única ciudad que me ha visto amar. Tras alguna de todas esas máscaras he de descubrirla. "Creo que me pido ser la Armanda de tu libro, me pido Cartagena como el baile de disfraces..." me dijo hace poco.
Y mientras tanto, este impaciente lobo estepario espera con el entumecido corazón entre las manos a que esa mujer cumpla su cometido. De no ser así, no quedará más que el hombre y el lobo frente al espejo, ese mismo en el que nunca más podrá volver a verse reflejado por hallarse de nuevo en absoluta oscuridad.
“Y ella era para conmigo precisamente como en este momento me convenía que fuera. ¡Oh, y así ha sido siempre conmigo desde aquella hora! Me trataba con tanto cuidado como yo necesitaba, y tan burlonamente como necesitaba también”
“Era muy bueno obedecer a alguien, estar sentado junto a alguien que lo interrogara a uno, le mandara y le riñera.”
“Al hacer ademán de levantarse, se deprimió profundamente mi ánimo, tuve miedo de que se fuera y me dejara solo, y entonces volvería todo a ser como antes había sido.”
“De pronto un ser humano, una persona viva que rompe la turbia campana de cristal de mi aislamiento y me alarga la mano, una mano cálida, buena y hermosa. De repente, otra vez cosas que me importaban algo, en las que podía pensar con alegría, con preocupación, con interés. Pronto una puerta abierta, por la cual la vida entraba hacia mí. Acaso pudiera vivir de nuevo (…). Mi alma, adormecida de frío y casi yerta, volvía a respirar, aleteaba soñolienta con débiles alas minúsculas.”
“Sólo pensaba en ella, lo esperaba todo de ella, me hallaba dispuesto a sacrificarle todo y ponérselo todo a los pies, sin estar enamorado de ella en lo más mínimo.”
“(…) reconocía que la insoportable tensión entre no poder vivir y no poder morir era lo que le daba importancia a la desconocida (…). Ella era la pequeña ventanita, el minúsculo agujero luminoso en mi sombría cueva de angustia. Era la redención, el camino de la liberación. Ella tenía que enseñarme a vivir o enseñarme a morir; ella, con su mano segura y bonita, tenía que tocar mi corazón entumecido, para que al contacto de la vida floreciera o se deshiciese en cenizas. De dónde ella sacaba estas fuerzas, de dónde le venía la magia, por qué razones misteriosas había adquirido para mí esta profunda significación (…)”
“Pero lo que más me hacía falta, por lo que suspiraba tan desesperadamente, no era saber y comprender, sino vida, decisión, sacudimiento e impulso.”
“Fuese quien quisiera esta muchachita inteligente y misteriosa, fuera cualquiera el modo de haber llegado a esta relación conmigo, me era igual; ella estaba allí, el milagro se había realizado de que yo hubiera encontrado una persona y un interés en la vida. Importante era sólo que esto continuara, que yo me entregase a esta atracción, siguiera a esta estrella.”
“(…) tú eres tan completa y absolutamente diferente a mí…Eres mi polo opuesto; tienes todo lo que a mí me falta.”
“(…) estos ojos parecían haber sufrido ya todo el dolor imaginable y haber hecho amén a todo.”
“-Yo te gusto – continuó ella -, por el motivo que ya te he dicho: he roto tu soledad, te he recogido precisamente ante la puerta del infierno y te he despertado de nuevo. Pero quiero de ti más, mucho más. Quiero hacer que te enamores de mí. (…) Tú me necesitas actualmente, de momento, porque estás desesperado y te hace falta un impulso que te eche al agua y te vuelva a reanimar.”
“(…) y, sin embargo, a todo esto no podía yo responder con plena libertad y alegría, no podía olvidarme y entregarme por completo.”
“Yo he de hacer desde luego todavía que te enamores de mí, pero no hay prisa. Primero, somos camaradas, somos personas que esperan llegar a ser amigos, porque nos hemos conocido mutuamente. Ahora queremos los dos aprender el uno del otro y jugar uno con otro.”
“¡Qué persona tan extraordinaria eres, muchacha! En todo me comprendes y te me adelantas.”
“Pero sufrir por la vida, oh, sí; en eso tengo experiencia.”
“Ya tengo de ti la sospecha de que tomas el amor terriblemente en serio. Puedes hacerlo, puedes amar a tu manera ideal cuanto quieras, eso es cosa tuya.”
“Amar ideal y trágicamente, oh amigo, eso lo sabes con seguridad de un modo magnífico, no lo dudo, todo mi respeto ante ello. Pero ahora has de aprender a amar también un poco a lo vulgar y a lo humano”
“Para este mundo sencillo de hoy, cómodo y satisfecho con tan poco, eres tú demasiado exigente y hambriento; el mundo te rechaza, tienes para él una dimensión de más.”
“Una vida fácil, un fácil amor, una muerte fácil, no eran cosas para mí.”
“Era muy bueno obedecer a alguien, estar sentado junto a alguien que lo interrogara a uno, le mandara y le riñera.”
“Al hacer ademán de levantarse, se deprimió profundamente mi ánimo, tuve miedo de que se fuera y me dejara solo, y entonces volvería todo a ser como antes había sido.”
“De pronto un ser humano, una persona viva que rompe la turbia campana de cristal de mi aislamiento y me alarga la mano, una mano cálida, buena y hermosa. De repente, otra vez cosas que me importaban algo, en las que podía pensar con alegría, con preocupación, con interés. Pronto una puerta abierta, por la cual la vida entraba hacia mí. Acaso pudiera vivir de nuevo (…). Mi alma, adormecida de frío y casi yerta, volvía a respirar, aleteaba soñolienta con débiles alas minúsculas.”
“Sólo pensaba en ella, lo esperaba todo de ella, me hallaba dispuesto a sacrificarle todo y ponérselo todo a los pies, sin estar enamorado de ella en lo más mínimo.”
“(…) reconocía que la insoportable tensión entre no poder vivir y no poder morir era lo que le daba importancia a la desconocida (…). Ella era la pequeña ventanita, el minúsculo agujero luminoso en mi sombría cueva de angustia. Era la redención, el camino de la liberación. Ella tenía que enseñarme a vivir o enseñarme a morir; ella, con su mano segura y bonita, tenía que tocar mi corazón entumecido, para que al contacto de la vida floreciera o se deshiciese en cenizas. De dónde ella sacaba estas fuerzas, de dónde le venía la magia, por qué razones misteriosas había adquirido para mí esta profunda significación (…)”
“Pero lo que más me hacía falta, por lo que suspiraba tan desesperadamente, no era saber y comprender, sino vida, decisión, sacudimiento e impulso.”
“Fuese quien quisiera esta muchachita inteligente y misteriosa, fuera cualquiera el modo de haber llegado a esta relación conmigo, me era igual; ella estaba allí, el milagro se había realizado de que yo hubiera encontrado una persona y un interés en la vida. Importante era sólo que esto continuara, que yo me entregase a esta atracción, siguiera a esta estrella.”
“(…) tú eres tan completa y absolutamente diferente a mí…Eres mi polo opuesto; tienes todo lo que a mí me falta.”
“(…) estos ojos parecían haber sufrido ya todo el dolor imaginable y haber hecho amén a todo.”
“-Yo te gusto – continuó ella -, por el motivo que ya te he dicho: he roto tu soledad, te he recogido precisamente ante la puerta del infierno y te he despertado de nuevo. Pero quiero de ti más, mucho más. Quiero hacer que te enamores de mí. (…) Tú me necesitas actualmente, de momento, porque estás desesperado y te hace falta un impulso que te eche al agua y te vuelva a reanimar.”
“(…) y, sin embargo, a todo esto no podía yo responder con plena libertad y alegría, no podía olvidarme y entregarme por completo.”
“Yo he de hacer desde luego todavía que te enamores de mí, pero no hay prisa. Primero, somos camaradas, somos personas que esperan llegar a ser amigos, porque nos hemos conocido mutuamente. Ahora queremos los dos aprender el uno del otro y jugar uno con otro.”
“¡Qué persona tan extraordinaria eres, muchacha! En todo me comprendes y te me adelantas.”
“Pero sufrir por la vida, oh, sí; en eso tengo experiencia.”
“Ya tengo de ti la sospecha de que tomas el amor terriblemente en serio. Puedes hacerlo, puedes amar a tu manera ideal cuanto quieras, eso es cosa tuya.”
“Amar ideal y trágicamente, oh amigo, eso lo sabes con seguridad de un modo magnífico, no lo dudo, todo mi respeto ante ello. Pero ahora has de aprender a amar también un poco a lo vulgar y a lo humano”
“Para este mundo sencillo de hoy, cómodo y satisfecho con tan poco, eres tú demasiado exigente y hambriento; el mundo te rechaza, tienes para él una dimensión de más.”
“Una vida fácil, un fácil amor, una muerte fácil, no eran cosas para mí.”
Mi querida Armanda: gracias por hacer parte de mi propio teatro mágico. Lo único que te pido es que no sigas al pie de la letra la historia, pues no quiero verte morir a manos de este puñal que guardo en el bolsillo de mi pantalón. Deseo salir de este teatro de tu mano para enfrentarnos juntas a esa realidad que nos esperas impaciente