Es curioso pensar que una persona que no conoces personalmente pueda darte tantas luces sobre tu vida, sobre lo que viene y lo que te espera… incluso, quitarte un poco el miedo o, por qué no decirlo, hasta acompañarte en él.
Me acuesto reflexionando sobre lo que dice y me levanto pensando en qué le diré hoy o cómo me sorprenderá. Ese interés latente por conocer más de esta persona de alguna forma me llena de vida y de motivos para estar aquí… y allá. Quizá nunca llegue a conocerla, pero eso es lo de menos… tal vez se cruzó por mi camino en un instante para irse en un par de días sin decir más, pero ya puedo decir que ha hecho su labor en su paso por mi mundo y quedo con este sabor dulce de saber que existe gente alrededor del mundo que vale la pena mi viaje y mi partida de este país… ojalá a muchos más lugares de los que imagino.
Gracias por hacerme soñar con la conciencia del acontecer, de la impulsividad de la vida misma… hoy soy sueño y conciencia en manos de un destino que parece dispuesto a dármelo todo.