jueves, diciembre 23, 2010

Viene algo

El 23 fue una gran noche... una amiga me invitó a rumbear y accedí. Algo pasó esa noche... 5 mujeres se me acercaron. Entre esas había una miedosa que no sólo se sabía mi nombre sino toda mi vida... HUIR!

Pero hubo otra que a pesar de su loco peinado, tenía unos ojos claros hermosos. Esta persona quería conocerme y no trató de encontrar mil maneras de llegar a mi boca como las demás. Me gustó su conversación, su energía...

Luego empezó la presión de las demás "beso! beso! beso!". Me vi allí frente a esta persona y pensé por un momento "¿soy capaz de darme besos aquí y ahora sin pensar en mañana?" Me acordé de todas las veces que pensé que estaba cansada de sentir que le seguía siendo fiel a esa mujer que dejé hace 2 meses y a la que amé, que la próxima vez que tuviera oportunidad de darme besos lo iba a hacer. Pues bien, ahí estaba una buena oportunidad, con una buena persona... Y NO, no había nada dentro de mí que me impulsara a hacerlo... entendí ahí, justo ahí que no le estaba siendo fiel a ella, sino a mí misma. Simple y sencillamente no soy y no puedo ser así... y con tranquilidad le dije "eso no va a pasar hoy" y ella respondió "no te preocupes, yo sólo quiero conocerte". Sonreí.

Me sorprende cómo darse un beso ha perdido todo el sentido para las personas... se besan por besarse, no sienten nada y al día siguiente todo sigue. Para mí igual vacío.

He aprendido tanto en estos 2 meses a dejarme llenar por las pequeñas cosas: una buena conversación, conocer a un extraño en la situación más exótica, reir con los buenos amigos. Dejar que la vida me sorprenda. Es mágico.

Por primera vez en mi vida, desde que recuerdo, no siento ansiedad... no tengo desespero loco por estar con alguien. Todo lo contrario... increíblemente estoy disfrutando las conversaciones con la soledad.

Hoy, con este silencio, con esta vista al lago... la noche y yo... recuerdo a esa persona tan importante para mí, tan parte de mí... que la semana pasada confesó seguir amándome... y dijo "yo volvería contigo mañana, pero tú no estás lista para amarme". Y sí, no estoy lista para amar. Tampoco quiero.

Ahora he dejado de amar, pero el corazón aún duele de cuando en cuando. Entiendo que hay cosas por sanar y sanar lleva tiempo.

Anoche esa mujer que duele ahora escribió y en un mensaje aseguró haber dado todo de sí durante nuestra relación. No sé si quiere engañarse o qué motivo la habrá llevado a decir eso... sé que ella, como yo, sabe que por x o y razones nunca pudo darme todo, nunca se arriesgó. Ella lo sabe. Yo lo sé. ¿Para qué mentirnos ahora?

En contra de todo mi ego, que me impedía entender cómo alguien podía dudar a arriesgarse por mí, sus últimas palabras "... lo siento, pero mi familia está primero" me hicieron darme cuenta que era momento de aceptarlo: el problema no era mío, era de ella. No la culpo, al contrario, la entiendo aunque no comparta sus decisiones. Ser gay no es para todo el mundo. Ya lo acepté: ella no es para mí.

La extraño hoy, duele un poco el corazón... pero algo ha cambiado: ya no la amo y sé que todo va a estar bien. Es más fácil dejar de amar cuando pierdes todos los motivos para hacerlo.

Ya no me da miedo escucharme en soledad, me gusta como sueno dentro... me gusta este rastro de dolor tranquilo, paciente, como si entendiera a la perfección mi proceso y hacia dónde voy. Dejar de amar duele... pero para mí hoy es eso... un dolor tranquilo... llevadero

Siento que viene una gran transformación, una metamorfosis importante. Sólo lo siento... viene algo grande... y siento que me dirijo justo allí a paso lento y sé que al llegar no estaré sola.

Hoy no estoy sola. Tengo seguridad y fe... este es mi ascenso

1 comentario:

Angela dijo...

Que bueno amiga. Yo creo que muy en el fondo uno siempre sabe cuándo algo es para uno y cuándo no... es solo que a veces cuesta hacerle caso a la intuición.

Y créeme que no estás sola ahora. Un abrazo :)